Porlamar
23 de abril de 2024





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Rubén Mijares… más allá de los espejismos
El periodista Rubén Mijares radica en la isla desde hace siete años, cuando llegó con el equipo bravos de margarita. Siente que la vida, por fortuna, le ha puesto frente a eventos y gente interesante, incluidas grandes luminarias deportivas.
Yanet Escalona

En el maletín de Rubén Mijares pueden encontrarse los datos de pitcheo en Grandes Ligas, de las Olimpiadas, récords mundiales, registros de las luminarias del deporte y hasta fotografías y reseñas que registran en 1967 los pormenores del asesinato de Robert Kennedy, hermano del entonces presidente estadounidense.

Como por coincidencia se encontraba en Nueva York, Mijares actuó de corresponsal para un diario caraqueño, contrató fotógrafos y dio cobertura al hecho noticioso. Así como la vida lo cruzó con ese suceso fortuito, también agradece al Creador haber estado en cuatro Juegos Olímpicos y toparse con figuras como un Roberto Clemente o un Cassius Clay, personajes que en su opinión fueron “fuera de serie”. -¿Cree en el destino? -Es posible que la vida te enfrenta a muchas cosas y, en mi caso, me  colocó frente a eventos y gente interesante para la profesión que escogí -afirma con relación al periodismo deportivo.

No recuerda quién le haya dicho que “no” a la solicitud de una entrevista. Buena memoria Ese bolso limitado en cuanto a espacio no se asemeja en nada a su buena memoria.

Ante Mijares, comentarista del beisbol profesional y cuatro veces Premio Nacional de Periodismo Deportivo, hay que quitarse el sombrero. ¿Vamos a empezar con el “interrogatorio”?, bromea al inicio de la entrevista.

Valen pocas preguntas ante anecdóticas y dateadas respuestas.

Una afición o “fiebre” del deporte al inicio, se fue alimentando.

Su cabello canoso y el sosegado andar hablan del tiempo transcurrido y de la experiencia acumulada. Aparte de ello, se jacta de poseer una biblioteca que “beisbolísticamente hablando muchos querrían tener”, dijo el autor de varios libros, entre éstos “El béisbol”.

En materia de música tiene una colección de dos mil discos, desde la era del acetato hasta la contemporaneidad. Llega a Caracas Entre ese ir y venir de los recuerdos como oleaje vivencial, particularmente destaca un día que marca su existencia: fue cuando llegó a Caracas.

Tenía apenas seis años y la fecha pasaría también a la historia del país, por ser el famoso 18 de octubre de 1945, “el de la revolución de Isaías Medina Angarita”. “Mi primera imagen de la vida es ese momento hablando con los soldados allí donde ahora es el Mercado de Quinta Crespo.

Ahí empezó todo… Me veo en ese sitio donde supuestamente estaba la residencia de Gómez
.

De allí hacia abajo hasta el río Guaire, lo que había era puro monte y siembra de hortalizas de unos chinos.

Existía una vaquera donde ordeñaban y yo iba a comprar la leche allí.

Luego apareció en la zona Diego Cisneros, papá de los Cisneros, quien montó una venta de carros, al lado un hotel y luego vinieron los edificios… lo recuerdo porque yo crecí en la zona de Quinta Crespo.

La calle se convirtió en la avenida Baralt.

Caracas cambió”. “Vivimos en una casa de vecindad que tenía 13 habitaciones, mi mamá (Prudencia Mijares) y mi tía alquilaron dos habitaciones.

Mi madre lavaba y planchaba y mi tía hacía arepas para vender y hallacas en Navidad.

En la mañana yo repartía arepas y a mediodía se vendían almuerzos.

La diversión eran las ‘caimaneras’ del beisbol, los trompos y las metras”. -¿Cómo se vincula al beisbol? -Porque íbamos a jugar a un terreno en el cuartel de La Planta, lo que luego fue la cárcel.

Allí estaba el Batallón Bolívar.

En el lugar vi jugando de muchachito a Luis Aparicio, quien pertenecía al equipo Valdespino. Como aficionado (catcher), también iban al estadio de San Agustín, de la Cervecería Caracas.

Relató que al paso del tiempo se convirtió en un “fiebroso” del deporte.
Como trabajó en una distribuidora de revistas nacionales y extranjeras, se documentaba.

Los responsables de la compañía lo pusieron a estudiar inglés en una Academia Americana.

“Veía 12 horas de clases por 35 bolívares, con lo cual hoy no se puede pagar ni el pasaje en bus”. Con la facilidad del idioma, accedió a mayor conocimiento.

También comenzó a anotar atletismo, beisbol, voleibol, ciclismo y era un “habitué” del Estadio Nacional. Tiempos en que conoció a prestigiosos periodistas, como Gustavo Aguirre, Jesús Lossada Rondón, Arístides Bastidas, Oscar Guaramato, Heberto Castro Pimentel (su compadre) y al admirado para él Rafael Villasana, entre tantos otros, dispuestos a ayudar a los muchachos nuevos.

Cultivó además amistad con personajes como Oswaldo “Papelón” Borges.

Mucha gente… managers, atletas, dirigentes… larga lista. Con apoyo de la Confederación del Beisbol del Caribe, ha elaborado anuarios y revistas especializadas de la Serie del Caribe para el respectivo registro. Aspira, junto a otros colegas, editar lo correspondiente entre 2003 y 2014, justo cuando se dé la nueva edición que se realizará en Margarita.

Tiene muchos proyectos y ánimo de consolidarlos. Y sigue en Margarita... Con la propuesta de asumir la gerencia de Bravos de Margarita,  aterrizó en la Isla hace siete años hasta la actualidad.

En febrero pasó a ser asesor de la presidencia de este equipo.

Desde su óptica, ve a una Isla refulgente, pero también llena de espejismos porque vista desde afuera, para algunos genera otras expectativas, pero es que así es la vida para Mijares.

Entre sorpresas. En diciembre pasado, el diario Notitarde de Valencia le hizo a Mijares, quien es nativo de Puerto Cabello, una entrevista.

Allí lo describen: “Hombre de pocas palabras, pero que refleja toda la experiencia que ha llevado en más de 50 años de carrera como comentarista en los circuitos radiales...” Y así es.













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