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Vidas paralelas
Galileo salvó sus huesos y la Tierra siguió girando; Maduro no salvará a su hueste, ni mucho menos a los escuálidos, y los precios seguirán subiendo. Por cierto, Giordani y Roberto Belarmino, qué interesante par habrían sido para Plutarco.
Manuel Narváez narvaezchacon@gmail.com

20 Nov, 2013 | El temible inquisidor Roberto Belarmino, “el martillo de los herejes”, fue un esforzado defensor de la doctrina católica en tiempos de la Reforma Protestante. En particular, asumió la defensa del geocentrismo frente a las teorías heliocéntricas que, para la época, eran consideradas peligrosas herejías. En ese empeño se encarga de conducir el juicio contra Giordano Bruno, quien sería condenado a morir en la hoguera. Posteriormente inicia el proceso que obligaría a Galileo a abjurar de sus ideas copernicanas.

Cuatrocientos años después, en tierras americanas, el monje Jorge Giordani es el encargado de articular el proceso inquisidor en contra de la peligrosa herejía que las Leyes del Mercado significan para el orden de las cosas que la utopía bolivariana pretende imponer en el país. Se condena a los empresarios, se expropian y se confiscan empresas, se decretan precios fijos, se establecen controles y controles sobre los controles; pretendiendo, por esa vía, garantizar precios accesibles para todos.

El fuego de la Santa Inquisición, otrora, el “puño de hierro de la habilitante”, ahora, se utilizan a discreción para hacer que la naturaleza obedezca: antaño, para que la Tierra permaneciera fija en el centro de la creación; hogaño, para que los precios no suban.

“Habiendo sido amonestado por el Sagrado Oficio para que abandone la falsa opinión de que el Sol se halla en el centro del universo y de que la Tierra no ocupa el centro del mismo sino que se mueve (...) abjuro con toda sinceridad y con genuina fe”, dijo Galileo para salvar sus huesos de la calcinación. “Con la Habilitante vamos a lograr que los precios se queden donde tienen que estar”, dijo el presidente Maduro para reanimar las marchitas ilusiones de su hueste electoral.

Galileo salvó sus huesos y la Tierra siguió girando; Maduro no salvará a su hueste, ni mucho menos a los escuálidos, y los precios seguirán subiendo. Por cierto, Giordani y Roberto Belarmino, qué interesante par habrían sido para Plutarco.




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