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18 de abril de 2024





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Chebeto Requena: “Dentro de mí soy un pescador de sueños”
Margariteño de pura cepa y roblero, José Alberto “Chebeto” Requena clarinetista de profesión, es hoy docente en la Westminster School, en la Universidad de Canterbury, en Inglaterra.
Arelys Goncalves

Foto: CORTESÍA

Chebeto-Requena / Foto: CORTESÍA

01 Dic, 2013 | Londres. Este año se cumple una década desde que José Alberto Requena, mejor conocido como Chebeto, se lanzó a la aventura de marcharse a Londres con su clarinete bajo el brazo y una maleta cargada de expectativas y muchas ganas.

A lo largo de estos años, su repertorio de experiencias ha ido creciendo así como el amor por su trabajo y su nueva vida, mientras que su versatilidad ha llegado tan lejos que se pierde de vista. Lograrlo no ha sido fácil, admite.

En su tierra, la Isla de Margarita, es un músico querido y reconocido. Formó parte del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela, encabezado por el maestro José Antonio Abreu, creó el grupo de música instrumental “Ensamble 4” y trabajó por más de 8 años en la creación de “jingles” publicitarios para marcas de renombre. Sin embargo, del otro lado del mar, la historia es distinta.

Se vino con la idea de estudiar inglés y perfeccionar la música, pero ese plan implicaba empezar de nuevo. Lo que traía en el bolsillo era mucha experiencia y poca plata y “a los tres meses se me estaba acabando el dinero”.

Había que pagar la renta y no tuvo otra salida que vestirse según la ocasión. Después de haber sido un creativo en campañas publicitarias en Venezuela, en Londres le tocaba limpiar precisamente una oficina de Marketing. Era un golpe duro para la dignidad, pero “son experiencias”, se resigna.

Músico en el metro

La tortura duró poco porque descubrió que en el Metro de Londres se creaba el “London Underground Busking Scheme”, una iniciativa que daba licencia a los músicos para tocar en las estaciones. “Surgió ese brillante proyecto y yo hice la audición, me dieron el carnet y comencé a ganarme la vida de esa forma”.

Así fue como se convirtió en el “Busker” (músico de calle) venezolano. Por unas cuatro horas ofrecía “performances” de música clásica, jazz y pop a los usuarios en Green Park, Piccadilly Circus, Leicester Square y South Kensington, por mencionar algunos escenarios. Veía con humor y optimismo la experiencia: “puedes estar allí seis horas y no te cansas porque cuando haces lo que te gusta pasa el tiempo y no te aburres”. Después de 10 años, todavía de vez en cuando se anima a tocar en el metro para revivir viejos tiempos. Recuerda que en su primer día sólo le quedaban dos libras luego de comprar el equipo que necesitaba. “Es lo más pobre que he estado en mi vida”, exclama, “puse mis dos libras y después me regresé con 30 y así cada día fui haciendo más dinero”.

El “busker” y David Campbell

El “busking” (música callejera) fue la salvación para Chebeto, “me permitió pagar la renta, mi maestría en Performance en Canterbury Christ Church University y en el Trinity College y traerme de Venezuela a quien hoy es mi esposa”.

Ser un músico del metro también lo llevó a conocer al famoso clarinetista inglés David Campbell, gracias a un encuentro casual en una de las estaciones con una flautista venezolana que lo reconoció mientras tocaba. Ella realizaba una maestría en Canterbury en donde estaba el clarinetista británico y eso despertó el interés del músico venezolano. Asistió a un festival de clarinete en la universidad y pudo conversar con Campbell, a quien admiraba fervientemente y con quien luego tomó clases, mientras realizaba la maestría y seguía tocando en el metro. “He tenido con él una relación muy fraterna y hoy en día soy su asistente en Westminster School, en la Universidad de Canterbury y hemos ido hasta Venezuela a dar conciertos juntos”.

La suerte del clarinete

Oriundo de la Isla de Margarita, sus inicios en la música se remontan a una infancia enriquecida por la cultura popular. “Yo nací en un pueblo bastante pintoresco, lleno de cultores y pescadores”, describe. La pesca es parte de la cotidianidad y pese a que no terminó mar adentro, coquetea con esa faena: “Aunque no pesque nada dentro de mí soy un pescador de sueños”.

Sus primeras destrezas musicales las adquirió a los 10 años junto a su padre, un trompetista de oficio con una gran fascinación por la música y por las tradiciones. Chebeto soñaba con tocar flauta pero el azar fue quien decidió su instrumento. “En mi pueblo era difícil encontrar una tienda de música y mi papá salió una tarde a comprarme una flauta y me trajo un clarinete”, sonríe.

Entre parrandas, conciertos y serenatas pasaron esos primeros años de aprendizaje, “yo no sabía de Mozart ni de Beethoven, aprendía a tocar valses, merengues y música popular. Formó parte de la Orquesta Juvenil en la Isla y en la década de los ochenta, al finalizar la secundaria, se fue a Caracas para estudiar en el Conservatorio de la Orquesta Nacional Juvenil.

Afinó su experiencia entre orquestas sinfónicas, conciertos y llegó a fundar su propio grupo de música instrumental que lo llevó de gira por varios países.

Caras de la música

Con los años se ha convertido en un artista de mil facetas. Mientras en la semana es Mister Requena para sus alumnos en la Westminster School, la Universidad de Canterbury, el Morley College o la Twang Music Academy, en sus ratos libres es un músico en la estación de turno y más tarde es el Maestro en un concierto clásico. Para variar de ambiente, el fin de semana puede estar con la banda “Latin Fiesta” tocando merengue en algún rincón de la ciudad.

Su talento no tiene límite. Se desliza entre el jazz, el pop, la música clásica y el folklor y domina con natural destreza el clarinete, flauta, saxofón piano, guitarra, cuatro y ukelele y podría agregar nuevos instrumentos si se lo propusiera. Los veranos se reúnen en París junto con otras figuras emblemáticas como el músico Cristóbal Soto, hijo del artista Jesús Soto, y organizan el curso “Música Criolla Venezolana” que recibe estudiantes de todas partes del mundo.

Con alma de poeta

Cuando tiene tiempo, compone canciones y escribe poesía. Sus letras dibujan su país y en especial su isla. Los temas “Soy de una tierra” y “Achica Pachico” reflejan esa nostalgia por la lejanía y la separación.

La poesía la descubrió más recientemente y ya le ha dado un premio en su ciudad natal. “Creo que todos tenemos algo de poetas, tenemos algo que decir, sólo hay que encontrar el momento para plasmarlo en el papel”.

Para Chebeto, así como en la poesía, en la vida hay tiempo para todo y el éxito también llega. Es “un asunto de paciencia y esfuerzo, nada llega así de golpe”, dice. El tiempo de regresar a Venezuela también vendrá, piensa. “No de inmediato pero sí me veo en mi vejez, sentado en los bancos de la plaza, en Margarita, celebrando esa fiesta de octubre y compartiendo con las nuevas generaciones mi conocimiento”, como lo hicieron los maestros de su infancia.

Pero el ahora lo ve aquí. A Londres le agradece mucho: “es una ciudad que me permite vivir, trabajar, ser libre, sentirme tranquilo y eso para mí es muy valioso, creo que no podría estar en un lugar en donde no pudiera ser yo mismo”.




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