23 Abr, 2014 | Piden lo imposible. Especialmente porque se sentaron en la mesa de diálogo convocada por el presidente Maduro, pero siguen cometiendo delitos graves en las calles. Ayer nada más quemaron un autobús en el Táchira. Y en Caracas la ballena de la policía. Los peores enemigos de la medida que exigen, son ellos mismos.

No muestran disposición a corregir actitudes violentas. Ni dan señales de paz. Pretenden una Ley de Amnistía (olvido) para que todos esos delitos queden impunes. Pero no sólo los de ahora, sino también los anteriores, los pocos que fueron castigados por los sucesos de 2002, pues, como sabemos, entonces el presidente Chávez, con sus poderes habilitantes dictó una Ley de Amnistía que todavía pesa. Simonovis se ha convertido en un puntal del perdón colectivo que se pretende para los que atentaron y atentan contra la democracia, los intereses del Estado, sus bienes y la moral misma. Eso podría considerarse un mal ejemplo para los grupos terroristas de ahora. Los mismos que se beneficiaron entonces, hoy siguen conspirando para tumbar al gobierno revolucionario.

Le hicieron la vida imposible a Chávez y ahora hacen lo mismo con Maduro. No escarmientan. Afortunadamente el gobierno está claro, esta vez no habrá amnistía general, "es tiempo de justicia". Pero también las víctimas de aquel fatídico 11 de abril de 2002, se niegan a negociar. Nunca pidieron perdón por los muertos. No hay confianza en esta gente. Ya demostraron que no respetan nada. Es que ni la cúpula de la Iglesia Católica da muestras de sensatez y humanidad. Lamentablemente también son conspiradores. Allí está el ejemplo del cardenal Velazco, Dios lo perdone, quien participó abiertamente en el golpe de Estado de 2002 y firmó el decreto de Carmona, que eliminó de un solo plumazo todos los poderes. Por eso la desconfianza crece. Esta oposición no tiene remedio.

Hay un grupo sentado en la mesa de diálogo y al mismo tiempo, los terroristas en las calles destruyendo al país. Así no se puede. Afortunadamente Maduro no se para. Ya comenzó su segundo año de gobierno con una ofensiva económica, para neutralizar la guerra que mantiene la oposición. Esperamos resultados positivos, por encima de todo.