Porlamar
20 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






La trastienda del libro
Un hecho a destacar es quiénes podrían ser esos facilitadores de la lectura. Los programas que promueve en este sentido el Ministerio de la Cultura no dejan de ser tratamientos ambulatorios.
Ramón Ordaz rordazq@hotmail.com

23 Abr, 2014 | La cultura del libro no parece ser la distinción o el elemento que dé cuenta del estatuto intelectual de los venezolanos. Pasa a ser baladí el argumento justificador de que no tuvimos verdaderas políticas editoriales y de que jamás hubo propósitos masificadores del libro. Distantes de Perú o México, que tuvieron imprentas en el siglo XVI, dos siglos más tarde, no obstante, arribaría a Venezuela, y dos siglos hemos cumplido que las bondades de la imprenta dieron inicio a la ilustración nacional.

Los venezolanos atravesamos el siglo veinte lamentándonos de las carencias bibliográficas para investigar al siglo XIX. Hemos sido, más bien, malos conservadores, poco edificantes en la preservación del patrimonio bibliográfico. En nuestras casas familiares, a la hora de la limpieza y la imposición del orden, lo primero que va al exilio o al basurero son los libros y las revistas. La biblioteca familiar es un espacio raro, difícil de ubicar en las casas modernas, incluso de profesionales universitarios; y las bibliotecas de provincia pasaron a ser el depósito del libro escolar. De manera que a un investigador sólo le queda correr suerte en la Sección de Libros Raros de la Biblioteca Nacional o acudir al amigo anticuario.

Ahora, en el huerto del siglo XXI, no es otra la queja. Se vuelve al reclamo de notables ausencias y a la condena de una ingratitud que ha dejado bajo el manto del polvo tantas obras nuestras que bien merecían ser leídas por los venezolanos. Lo peor, ediciones de tres o cuatro décadas atrás, que tuvieron incidencia en las lecturas de la época, las sucesivas generaciones las van dejando como archivo muerto. Este ha sido el panorama, relativamente, que hemos conocido durante estas décadas. Hemos festejado el boom editorial de estos últimos años en Venezuela, pero falta lo esencial, los lectores; lo importante es sembrar el libro en la conciencia nacional, no desde el mero discurso burocrático, sino desde recios programas de lectura a lo largo y ancho de la geografía para que puedan esperarse resultados concretos.

Un hecho a destacar es quiénes podrían ser esos facilitadores de la lectura. Los programas que promueve en este sentido el Ministerio de la Cultura no dejan de ser tratamientos ambulatorios, esos primeros auxilios que se administra a un paciente que padece una enfermedad crónica, por lo que urge un diagnóstico más serio para que el "enfermo" sea sometido al rigor de una medicación constante y chequeos continuados. No es en este Ministerio donde está la solución, sino en el Ministerio de Educación. Los maestros y docentes de educación Primaria y Secundaria, inclusive el profesorado universitario, si por algo se distinguen es por la pobreza de sus discursos, por el simplismo teórico y conceptual, por la pereza para levantar un libro y leerlo. Son ellos los responsables del vacío intelectual que padecen las nuevas generaciones.




Contenido relacionado












Locales | Sucesos | Afición Deportiva | Nacionales | Internacionales | Vida de Hoy | Gente Feliz | 50° Aniversario | Opinión


Nosotros | HISTORIA | MISIÓN, VISIÓN Y VALORES