Carlos Stohr añora su regreso a Margarita. / Foto: JOSUE STEIN

22 Ago, 2014 | Animado por las llamadas de sus amigos margariteños y de los "navegaos" que residen en la Isla, quienes también terminan siendo muy "ñeros", Carlos Stohr busca reponer el ánimo y "casarse" nuevamente con sus grandes proyectos, tras cuatro operaciones y una larga convalecencia por motivos de salud.

Caracas lo acoge, y Margarita lo llama. En la gran capital no se siente como pez en el agua, y en medio de la nostalgia que le embarga, navega entre imágenes hasta su Isla de ensueño, a la cual durante 61 años le ha dedicado escritos, pinturas, trazos y dibujos, por lo cual se ha hecho acreedor del noble título de Cronista Gráfico de Margarita, además de su condición de Pintor Costumbrista.

A la llamada vía celular, del otro lado del auricular se escucha la voz débil de un Stohr convaleciente, pero agradado de saber que el sonido interlocutor proviene de la Isla.

-Bueno, estoy por acá en Caracas, en casa de mis hijas; recuperándome porque han sido cuatro operaciones, y he bajado 20 kilos. Sé que tengo que comer..., se reafirma.

A lo diáfano, ese Stohr humano y sincero se manifiesta también en esta etapa difícil, la cual confía superar con el apoyo de los suyos, el mar de amigos y la fe ante todo.

De inmediato recuerda que el próximo 29 de septiembre cumple 83 años, de los cuales la mayor parte los ha pasado en Margarita.

La fecunda capacidad creadora e intelectual de Carlos Stohr, quien además de Cronista Gráfico es pintor costumbrista, no tiene límites. Aspira la publicación de otros cuatro libros, entre éstos el dedicado a su amigo el locutor “Pedrito” Bellorín Caraballo, con quien interactúa, vía telefónica, a través de un espacio radial.

Un checo en la Isla

El año pasado, a propósito de sus seis décadas de estar en Margarita, siempre inquieto, Stohr envió un escrito al Sol de Margarita, que resume en esencia su arribo a la Isla.

“Se cumplen 60 años de haber llegado a Margarita. Proveniente originalmente de Esuropa, pasé el holocausto de la Segunda Guerra Mundial en Praga, mi ciudad natal. Llegué a Venezuela en 1947 y me gradúe de bachiller en 1951. Con la universidad clausurada comencé a trabajar en el Banco Holandés Unido, donde compartía la oficina con 'Fucho' Tovar, quien me recomendó pasar las vacaciones en su tierra margariteña, y así lo hice. Viajé con un avión de la línea aérea Taca el 8 de octubre del año 1953. Recorrí la Isla. Fui a Macanao en un jeep y disfrutaba de las fiestas de Los Robles (...)".

“Desde muy joven acostumbraba tomar apuntes o hacer dibujos de los sitios visitados. Sentí que me encontraba en un lugar encantador, donde reinaba la paz y la libertad, todo en medio de una naturaleza soñada”. Fueron sus primeros coqueteos con esta Isla, y así lo confiesa: “Fue amor a primera vista”.