Monseñor Jorge Aníbal Quintero, obispo de la Diócesis de Margarita, junto a la imagen de la Patrona de Oriente. / Foto: LUIGI PARAVANI

1 Sep, 2014 | Entre vítores, aplausos y lágrimas en los ojos, los feligreses recibieron la bendición de la Virgen del Valle este 1º de septiembre durante su esperada aparición en las puertas de la Basílica Menor.

La venerada imagen bajó a las nueve de la noche de su camarín para encontrarse con los fieles, quienes aprovecharon la oportunidad para agradecerle y pedirle por la paz, la confraternidad y la unión entre hermanos venezolanos. Conchita Marcano, de 93 años, quien nació y creció en El Valle del Espíritu Santo, consideró que este evento es propicio para pedir salud y unión. "La gente ya no comparte en familia, quisiera que se porten bien y compartan", expresó.

Sonia Acosta, quien nació en El Valle y ahora vive en Caracas, señaló que decidió acudir a la Bajada de la Virgen para transmitirle la devoción a su nieta, pues aunque no viva en su tierra natal, mantiene intacta su fe.

De la misma forma opinó Pedro García, de Caracas, quien sostiene que hay que pedirle por el bienestar del país.

Miles de creyetes asistieron a la Bajada. / Foto: LUIGI PARAVANI

Ángel Marino Ramírez, "el Estudiante de Oriente", y su coral D'Canto, amenizaron la misa solemne que fue presidida por los monseñores Jorge Aníbal Quintero, obispo de la Diócesis de Margarita y Rafael Conde Alfonso, obispo de la Diócesis de Maracay, acompañados del párroco de El Valle, Luis Eloy Serrano, y demás sacerdotes. "La Bajada de la Virgen del Valle nos conjuga al amor y a la nostalgia, al presente y al futuro, a lo celestial y lo terrenal", dijo monseñor Quintero durante la eucaristía. La labor de la mujer y la madre fue ensalzada en este evento litúrgico que se celebra desde 1955 todos los 1º de septiembre, coincidiendo con las Bodas de Oro, sin embargo, antes de esa fecha el encuentro con su gente se hacía desde la capilla los 6 de septiembre, informó Gloria Fermín, conocida en la parroquia eclesiástica como "Yoya".

Régulo Hernández, cronista de Nueva Esparta y el municipio García, indicó que la primera salida de la Patrona de Oriente fue en 1608, en lo que se conoció como "la procesión de la sangre", porque los fieles iban de rodillas, y salió de El Valle hacia La Asunción, y en 1816 el comandante Luis Gómez huyó con la imagen hacia la montaña para protegerla de los españoles, por lo que esta devoción data de más de 400 años.