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19 de abril de 2024





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El cambio necesario
Tal como ellos lo pregonan. "Al que no le guste, la revolución que se vaya del país". Se expresan como que este país fuera su hacienda particular y no de todos los venezolanos.
Luis Longart Guerra

21 Oct, 2014 | Somos un pueblo noble, generoso, trabajador y paciente. Un pueblo que sufre, protesta y espera su oportunidad. Un pueblo que sabe de sus potencialidades para salir airoso de esta crisis. Todavía muchos se preguntan cómo fue que llegamos a esto. Una situación económica que es un verdadero desastre. No se consigue leche en polvo ni líquida, harina de maíz ni de trigo, café, margarina, aceite, mayonesa y otros productos básicos. Tampoco hay polvo para lavar, suavizantes, ni para lavar utensilios de cocina. Desaparecieron desodorantes, acondicionadores y jabones de baño. Se esfumaron el papel sanitario y los pañales. No se consiguen medicinas, cauchos, baterías y pare usted de contar.

Cuando a los supermercados, abastos y comercios llegan alguno de estos productos, se forman enormes colas donde la gente aguanta sol y hasta malos tratos para lograr llevar algo que tanta falta hace en el hogar. Muchos se consideran afortunados al lograr el acceso a tales bienes. A eso hemos llegado. Una verdadera calamidad. ¿Cuándo se había visto esto? La verdad es que desde que tengo uso de razón jamás había observado semejante desabastecimiento y escasez en nuestro país.

Esta situación tiene nombre y apellido: las erráticas y desacertadas políticas de la autocracia gobernante. El gobierno pretende manejar y controlar todo. En los países del mundo donde se ha aplicado esta política ha sido un rotundo fracaso y aquí no va a ser la excepción. El gobierno tomó empresas y fincas productivas. Hoy, allí no se produce nada. No hay un solo ejemplo donde hayan mejorado y aumentado la producción. Esas medidas han llevado al país al desastre económico que, aunado a la inseguridad, la falta de justicia imparcial y otros males, han hecho que más de un millón de compatriotas hayan emigrado buscando mejores condiciones de vida.

Tal como ellos lo pregonan. "Al que no le guste la revolución, que se vaya del país". Se expresan como que este país fuera su hacienda particular y no de todos los venezolanos. Han dirigido una política que ha generado desconcierto y caos. Hablan de guerra económica para justificar su evidente fracaso y ni ellos mismos creen tan absurda y truculenta versión. Su único objetivo es mantenerse en el gobierno a toda costa, así lleven al país a la ruina total.

Ante esta dramática situación, los sectores democráticos tienen que demostrar unidad, madurez y capacidad de entendimiento. Ninguna personalidad o grupo político está por encima de los altos intereses del urgente y necesario cambio político. Unidad y cambio deben ser las guías para conquistar una amplia y sólida victoria en las elecciones parlamentarias. Un contundente revolcón a un gobierno autocrático, militarista, torpe e ineficiente. Luce pertinente y correcto que la vía para la escogencia de los candidatos a diputados sean las elecciones primarias. Los liderazgos deben pasar por el tamiz de la voluntad popular. Candidatos con olor y sabor a pueblo. Eso lo creemos como soldados de la unidad democrática y creyentes en un cambio constitucional, democrático, pacífico y electoral. Pero ese cambio debe comenzar entre nosotros. No hay otro camino. Vayamos pues al encuentro de la gente, oír al pueblo, un pueblo sabio que clama por un cambio posible y necesario en beneficio de todos.




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