Porlamar
28 de marzo de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






¿Por qué hablo?
Así transcurrían las tardes dominicales en aquel pueblo mágico, tan cerca y a la vez tan lejos de la ciudad, donde parecía que no había, que no importaba nada más que la inocencia.
Dalal El Laden | ladendalal@hotmail.com

25 Oct, 2014 | A estas horas, cuando la tranquilidad de la tarde paraliza mi cuerpo, es cuando mi mente más corre a recordar, y regreso al jardín donde parecía que la tarde –como la de hoy- no tenía prisa en pasar; donde parecía que no importaba nada más que la sonrisa de pequeños y grandes con los churros en manos; nada más que la amable señora ofreciendo sus ricos tamales y esquites y su refrescante agua de horchata; nada más que el mariachi que no quería despedirse de los portales; nada más que el miedoso ratoncito entre el banco, escondiéndose de los pasos del niño; nada más que ese niño y otro y otro concentrados en los algodones de azúcar y en las pelotas que no les hacían extrañar los videojuegos.

Así transcurrían las tardes dominicales en aquel pueblo mágico, tan cerca y a la vez tan lejos de la ciudad, donde parecía que no había, que no importaba nada más que la inocencia.

Esta canción siempre me hace llorar. La escucho porque mis lágrimas necesitan escucharla. Ellas mismas me lo dicen al ellas mismas cantarla. Por esto ya no insisto en secarlas.

Sábanas compenetradas con la arruga del alma que resiste.

Confío en mis palabras; sobre todo en las que no digo.

Te extraño en esta pequeña cama,
aunque ayer infinita bajo
nuestros entrelazados poros
tan llenos de sueños.
Te extraño en esta pequeña cama,
hoy temblorosa ante mis solitarios poros
que reviven tu mano sobre mi sien,
calmando el dolor.
Te extraño en esta pequeña cama,
ayer infinita,
hoy temblorosa,
ayer y hoy testigo de mi amor sincero.
Curioso esto del escribir. Mientras más se van durmiendo mis ojos, más se van despertando mis manos.
Somos sentimientos, es decir, dudas, es decir, ilusas certezas.
Ven a mí,
métete en mi mirada,
quiero leer lo más profundo de tu alma.
El calor me descubre descubriendo el calor de tu ser.
-Amigo Silencio, si tanto te amo, ¿por qué hablo?
-Para no pensar.
Esta noche, sólo el poema
más triste me entenderá.




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