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Biografía de un "pran" bachaquero
Todos los conflictos generados actualmente entre la población venezolana debidos a la escasez, la carestía, el ocultamiento de víveres e insumos de cualquier naturaleza.
Walter Castro Salerno / walterjosecastro@yahoo.es

4 Jul, 2015 | Todos los conflictos generados actualmente entre la población venezolana debidos a la escasez, la carestía, el ocultamiento de víveres e insumos de cualquier naturaleza, nos muestran en toda su horrible fealdad el rostro y la conducta anti-social de verdaderos delincuentes. La raíz de todo esto hay que buscarla en las prácticas imitadas del clientelismo político-electoral de épocas pasadas y que como ni el llamado “proceso revolucionario”, especialmente después de la muerte de Chávez ni el actual gobierno de Maduro, han podido combatir y extirpar ha tomado proporciones peligrosas para la estabilidad misma del régimen. Comerciantes que no son tales, sino vulgares especuladores que hacen lo que les viene en gana ante la indiferencia cómplice de los funcionarios y un conjunto de políticas económicas y financieras erráticas, son los ingredientes mayores de la catástrofe que nos amenaza. Por un lado, una situación hiperinflacionaria, y por el otro, un grave estancamiento de la producción agrícola e industrial. Ello ha devenido en el nacimiento, auge y consolidación de los llamados “bachacos”.

Eran o fueron buhoneros que mercadeaban anteriormente productos del campo, provenientes de los llanos occidentales, del Zulia, del piedemonte andino y las zonas costeras. Se arracimaban en los numerosos y largos cinturones que aprietan el torso de nuestras vasta y superpobladas urbes. Quien intente así sea una semblanza biográfica de los bachacos tiene que detenerse en un hecho claro, preciso y concreto. El gobierno ha estimulado, por cómodas necesidades electorales, por congénita inepcia, pero sobre todo por pereza política e ideológica para crear un nuevo modelo de desarrollo económico y social y fracturar el patrón de exagerado y patológico consumismo a las colonias de “bachacos”.

Esas colonias no surgieron, pues, espontáneamente. Son obra, frutos, sino de una política llamémosla deliberada y por lo tanto consciente, al menos propiciada como dijimos líneas arriba, por la persistencia del modelo rentista petrolero. Tres lustros largos y tristes han transcurrido del régimen bolivariano y seguimos cada día dependiendo más de los barriles de petróleo que extraemos del subsuelo, y los cuales por cierto han disminuido, y que bombeamos al exterior. Por otra parte las poblaciones de ,“bachacos” no actúan desorganizada o anárquicamente. Tienen sus líderes, los “pranes” bachaqueros, sus cavernas donde guardan los productos que acaparan y, naturalmente, sus cómplices. Estos son los facilitadores y cooperadores que van desde los altos jerarcas de puertos y aeropuertos, las cadenas de supermercados y grandes conglomerados de comercios e industrias y los

funcionarios civiles y militares que les apoyan y dan músculo y protección para que perpetren sus fechorías. La biografía del “pran” bachaquero es un resumen de la crisis económica venezolana actual. Pero no sólo económica. Esa es una de las oscuras facetas de un solo y mismo problema. Porque el de fondo, el estructural, y más complejo, es de orden ético e ideológico. El gobierno no ha podido crear hasta ahora, en el pueblo, una verdadera conciencia revolucionaria de solidaridad y, aunque suene mal el vocablo ya que pueda arrastrar connotaciones sórdidas del otro lado de la frontera con Colombia, de “auto-defensa” para ejercer el elemental derecho a la alimentación.




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