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19 de abril de 2024





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Justicia gobiernera
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha servido para garantizar la defensa de las órdenes del oficialismo. El máximo tribunal del país ha sido tomado para servir al gobierno.
Luis Longart Guerra | longartguerra@outlook.com

11 Ago, 2015 | La justicia es un valor del Derecho. La justicia debe ser imparcial y debe tener como norte la verdad. Los gobiernos tienden a controlar el aparato judicial para satisfacer sus intereses. La historia de Venezuela registra casos que son ejemplos de esta situación. Las dictaduras de Castro y Gómez, la junta de gobierno que presidió Betancourt entre 1945 y 1947 y la dictadura de Pérez Jiménez lo hicieron. Quizás sea una excepción el breve gobierno de Gallegos que fue derrocado en medio de presiones políticas y militares. En la democracia representativa también se produjo cuando se hablaba de las “tribus judiciales”. Pero, con estos dos últimos gobiernos, la situación es aberrante. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha servido para garantizar la defensa de las órdenes del oficialismo. El máximo tribunal del país ha sido tomado para servir al gobierno. Lo han hecho para justificar las expropiaciones, suspender la medida de secuestro en materia arrendaticia, negar recursos ante sus salas, inhabilitar y dictar medidas de prisión para alcaldes y dirigentes opositores, rendir pleitesía a los gobernantes de turno, y ahora para intervenir a partidos políticos con el objeto de restar contundencia política y electoral a la tarjeta única del cambio.

Ahora, para que el TSJ dictamine de esa manera es necesario que haya una solicitud formal ante alguna de sus Salas, en el caso de la intervención de los partidos políticos, en la Sala Electoral. Esto es, que dirigentes o militantes de esos partidos y movimientos políticos ejerzan recursos ante esa Sala.

Algunas preguntas vienen al caso: ¿por qué en un momento histórico tan dramático para la vida política y electoral del país se presenta esta situación? Otra pregunta: ¿qué es más importante, el país o los partidos?

Ante la primera pregunta habrá que responder que las diatribas y diferencias que ocurren en las organizaciones políticas democráticas no deben tener en el TSJ la clave de su resolución habida cuenta de la partidización del máximo Tribunal, a menos que se esté actuando “encompinchado” con el gobierno.

A la segunda pregunta habría que responder sin dilación alguna que primero está el país y luego los intereses partidistas.

Hemos dicho en estos artículos que el gobierno se valdrá de todas las maniobras para tratar de desmoralizar y desencantar a los potenciales votantes de la oposición. Todas las encuestas pronostican una derrota electoral para el gobierno. Si tenemos ese objetivo debemos lograrlo sin buscar justificaciones para posiciones anti unitarias que hoy favorecen a los intereses del oficialismo bajo el amparo de los errores cometidos en la postulación de los candidatos de la Unidad, que lógicamente existen y que han sido objeto de crítica en todos estos días.

Para lograr el cambio político debemos ganar las elecciones para la Asamblea Nacional.
Eso no tiene discusión y en eso debemos centrarnos y ocuparnos. Lo demás es perder el tiempo. Así es. Claro y sencillo.




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