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Paisaje antes de la batalla
Esta vez, a pesar de las eufóricas proclamas triunfalistas de ambos bandos, y quizá como nunca antes se había visto a lo largo de los procesos electorales en estos últimos quince años, se observa, palpa y sentimos en el paisaje del próximo domingo 6D, una elevada dosis de escepticismo e incertidumbre en cuanto al resultado de la batalla.
Walter Castro Salerno | walterjosecastro@yahoo.es

28 Nov, 2015 | Una primera, ligera vista del campo de batalla política y electoral del próximo domingo 6 de diciembre en Venezuela, nos revela como primera impresión que ambos contendientes se atribuyen recíprocamente la victoria. Es un hecho cierto, que sea por análisis, sondeos, encuestas u otros medios de medición de las intenciones de voto de los electores, gobierno y oposición se encuentran hoy, a una semana del evento, identificados en un signo común. Ya ni siquiera en la aspiración de obtener durante los comicios el mayor número de sufragios, sino que antes del momento mismo de abrir las mesas de votación, los dos luchadores ya dicen que han ganado. Desde luego que los acontecimientos electorales por sí solos suscitan, aquí y en todas partes, maniobras, ejercicio de tácticas, intimidaciones y tanteos tendientes a derrotar "moral y psicológicamente" al adversario antes del instante crucial, decisivo de la batalla. La segunda vista del paisaje antes de la misma nos da otra impresión. Esta vez, a pesar de las eufóricas proclamas triunfalistas de ambos bandos, y quizá como nunca antes se había visto a lo largo de los procesos electorales en estos últimos quince años, se observa, palpa y sentimos en el paisaje del próximo domingo 6D, una elevada dosis de escepticismo e incertidumbre en cuanto al resultado de la batalla. ¿Cómo medir y calcular, por ejemplo, el peso, volumen y valor de factores extraelectorales, ajenos por completo al acto de la votación, pero intrínsecamente ligados en la voluntad del votante por continuar el mismo camino seguido hasta el presente, o cambiarlo con una nueva asamblea para corregirlo? Digámoslo de modo más directo, ¿las colas para conseguir alimentos, la ineficiencia burocrática en solventar los problemas más elementales de los ciudadanos, la corrupción, el nepotismo, la crisis de la salud, la inseguridad de las personas y sus bienes, tendrán sí o no un efecto en el acto electoral del próximo 6D? Por otra parte: ¿el sentido místico, cuasirreligioso atribuido a Chávez, a su sucesor y seguidores tendrán la energía y capacidad suficientes para contrarrestar aquellas fuerzas e influencias? Y, por último: ¿las llamadas maquinarias de organización, músculos para mover y controlar electores, la vigilancia y supervisión de los resultados de los escrutinios jugarán papel preponderante en esa jornada? Tales los interrogantes y ese el paisaje para la batalla del 6D.




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