26 Ene, 2016 | Hace pocos días conmemoramos el 58° aniversario del 23 de enero de 1958. Desde 1950, luego del secuestro y muerte de Delgado Chalbaud, presidente de la Junta Militar, Pérez Jiménez mantuvo en forma férrea y dictatorial el control del gobierno hasta su huida del país.

El 23 de enero de 1958 es una fecha histórica que debe ser conmemorada con jubiloso patriotismo y dignidad por quienes amamos la democracia y luchamos por un destino mejor para todos. La dictadura de Pérez Jiménez fue derrocada por la unidad de los partidos democráticos, la sociedad civil y la participación de las Fuerzas Armadas. Unidad Nacional. La camarilla militarista se había instaurado en el gobierno y se mantenía mediante la fuerza y el terror. El 23 de Enero no vino por azar. Fue una larga lucha donde al final prevaleció la unidad ante la satrapía militar. Somos una nación con una alta dependencia de caudillos militares que han tenido las riendas del gobierno desde la Independencia por todo el siglo XIX, con contadas excepciones como José María Vargas, y casi todo el siglo XX con los regímenes militares de Castro, Gómez, López Contreras y Pérez Jiménez. El 23 de enero de 1958 representó un triunfo popular. La Junta Patriótica fue el organismo político que dirigió la última etapa que dio al traste con la tiranía perezjimenista.

Hoy, luego de 17 años de este modelo político y económico instaurado por un hombre con formación militar y con poca vocación democrática, está demostrado su inevitable fracaso.

Basta salir a la calle. Política, económica y socialmente estamos peor y el panorama es que no habrá mejoría alguna. Tal situación impone de nuevo una política de Unidad Nacional para salir de esto. Un cambio constitucional, democrático, electoral y pacífico. No hay otra salida. Así lo creo y lo escribo.