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Políticamente correcto
Detrás de la diversidad sexual está la “ideología del género” que busca construir un ser humano asexuado, que no necesita de identidad sexual. En esta línea, cada uno debería reconocer su género, es decir su comportamiento en el orden sexual que podría ser distinto de su biología.
Fernando Castro Aguayo | fcastroa@gmail.com

28 May, 2016 | Todo lo que se refiere a la identidad sexual es delicado, importante y trascendente. Tanto que el sentido común y la experiencia de la naturaleza humana nos hace pensar que cuando nace un varón, es un varón y cuando nace una hembrita es una hembrita. Y la educación se orienta según la realidad del varón o la mujer que se impone y trasciende.

El pasado 17 de mayo, la Asamblea Nacional estableció el “Día Nacional contra la homofobia, transfobia y la bifobia”. No pareciera que frente a la cantidad de problemas del país y de la misma Asamblea sea un asunto prioritario. Sin embargo, esos comportamientos exigen respeto, acompañamiento e investigación. Deploramos que esa minoría de personas haya sido rechazada. Nadie puede juzgarlas.

Detrás de la diversidad sexual está la “ideología del género” que busca construir un ser humano asexuado, que no necesita de identidad sexual. En esta línea, cada uno debería reconocer su género, es decir su comportamiento en el orden sexual que podría ser distinto de su biología. Y se estimulan experimentos muy objetables éticamente. Y, en nombre de la “modernidad” que se busca reconocer derechos civiles a ser diverso. Las posibilidades además se multiplican.

Es una construcción del hombre y la mujer totalmente artificial, que carece de sustentación científica, que no reconoce las leyes inscritas en la naturaleza, a la vista de la gente sensata. La revelación de Jesucristo nos ayuda a entender la grandeza de ser hombre o mujer. Y necesariamente, esa condición sexual da origen a tareas trascendentes, inscritas en el anhelo de la naturaleza, como son la maternidad, el papel fundamental del hombre en la familia, la necesidad de los niños de un papá y una mamá.
En esta materia, es muy fácil ceder ante lo “políticamente correcto”. Se quiere imponer un ser humano con “género a la carta”, y se pretende que se actúe de acuerdo a ese principio. Es un “totalitarismo ideológico” impuesto en aras de la libertad, de los derechos y de lo moderno. Esta opresión la gente sensata la rechaza.




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