26 Ago, 2016 | Cual perros de presa comenzaron a olfatear en qué rincón del gobierno se esconden los empleados públicos que no están rodilla en tierra a favor suyo, del presidente y de la revolución. Anuncio que merece la sanción legal correspondiente si aquí las leyes se cumpliesen con la fuerza y diligencia necesarias. La moral ya les fue dada por millones de venezolanos que rechazan el exabrupto de este par de caballeros, hoy en día uno el Goebbels criollo y el otro verdadero dueño de la república.

Lo anunciaron prevalidos del poder que detentan como reyes tuertos creyendo a Venezuela un país de ciegos, cargados de odio y reconcomio miserables, enfermizamente convencidos que el gobierno es suyo y, por lo tanto, allí deben estar solo los rojos. Como es su costumbre, la cacería de brujas fue anunciada con el desparpajo propio del encapuchado y del cuartelero maltratador. Uno dio 48 horas de plazo. Otro amenazó caerles a mazazo limpio.

Acciones de esta calaña no deben ser aceptadas por nadie.

El defensor del pueblo ha debido reprenderlos, y no débilmente limitarse a recordar que a nadie se le puede despedir por motivos políticos, y el liderazgo sindical salirles al paso. Permitir que un solo despido se produzca porque el gobierno es solo para el chavismo, será dejar que ambos terminen con lo que queda de institucionalidad culpando claro está, a la oposición del daño ocasionado.

Políticos de este calibre tienen que ser dejados de lado por el Psuv si en su sano juicio quiere volver a gobernar. Y una revolución como la que dicen dirigir, debe ser la primera en callarlos, pues cada vez que hablan le restan miles de votos y apuran, con pasmosa velocidad, su final en el escenario de hoy, costándole todo para su recuperación mañana.

Son los que echaron a perder el sueño del que duerme en la montaña, que no les hubiese permitido semejante atrevimiento. Quizás por saberlos más brutos, fue que los dejó de lado a la hora de las definiciones.