3 Ene, 2017 | El primer gran deseo de la mayoría de los venezolanos, es el de la restitución plena de la democracia, secuestrada por un régimen totalitario de carácter despótico, que irrespeta al ciudadano importándole poco el libre ejercicio de sus derechos, buscando convertirlo en un ser acrítico y dependiente de dádivas y misiones, más pendiente de sobrevivir frente a la aguda escasez de alimentos y medicinas, que de preocuparse por el rumbo que los gobiernos de Chávez y Maduro le han impreso perversamente al país.

Pero como los deseos solos no sirven, es necesario que cada uno de nosotros, en cualquier área de desempeño, haga valer su presión, para que el CNE convoque a elecciones, y que no ocurra como en el 2016, donde no se cumplieron los obligatorios comicios de gobernadores; y mucho menos con el referendo revocatorio presidencial, exigido por un amplísimo número de ciudadanos, como salida a la crisis social, moral y económica que azota a Venezuela, e inconstitucionalmente negado por las malintencionadas rectoras electorales y por los genuflexos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.

En la salida de Maduro de la presidencia, por su demostrado infantilismo intelectual, obstinada ignorancia y nula capacidad para aceptar errores y corregirlos, están cifradas las esperanzas de los venezolanos para sacar al país del oscuro túnel en que primero Chávez y después su delfín Nicolás, lo han metido con su servil y entreguista vasallaje a Fidel y Raúl Castro, convirtiendo a una nación democrática, rica y próspera en colonia de otra comunista y empobrecida. Esa es nuestra esperanza para este 2017.