21 Ene, 2017 | Caminar dando la cara al futuro, con optimismo, sin dejar de lado las rectificaciones necesarias, son algunas de las tantas características que definen a un buen líder. Soy de los que piensa que el liderazgo no se decreta se gana en la constancia que le impregnamos al trabajo y la audacia de poder transformar en positivo con nuevos modelos.

El Estado demanda acciones patrias, donde se enarbole el sentimiento de la solidaridad humanística. Llegó el momento de pensar en Venezuela, reivindicarle su proyección de país caribeño, amazónico, andino, llanero, deltaico, desértico, entre otros paisajes que resguardan factores de altos niveles estratégicos para el desarrollo nacional.

Compaginar lo positivo de la tierra bolivariana tirar por la borda toda intención de autodestruirnos como hermanos nacidos en una misma patria. Hagámosle honor a todo el sacrificio que dedicó Bolívar por hacernos grande, con orgullo derrochemos las fuerzas del empuje que se requiere para salir adelante. Pidamos con fe a nuestro Padre Celestial y a nuestra Virgen del Valle para que les brinde a nuestros líderes la sabiduría y el discernimiento en sus planificaciones políticas y dejen de ubicar al pueblo a la suerte de la vulnerabilidad.

Querer a Venezuela no es cosa de un sector, parte de una visión holística incluyente que no deja espacio a la exclusión. Tenemos las formas y manera de escribir con alegría el mejor destino que se merece nuestro país, el cual, será heredado por nuestras futuras generaciones, siendo ellos quienes nos juzguen en el campo del bien o del mal.

Se pierde de vista la capacidad energética de la tierra bolivariana, llego el momento del diseño e implementación de planes productivos que rompan con el mito de la importación. La crisis que hoy vivimos debe dar paso a la innovación creando un conjunto de emprendedores con capacidad de producir bienes y servicios para el mercado endógeno y exógeno.

Mirar la crisis con sentido de la oportunidad seguramente lo harán los inteligentes y son a estos que el gobierno nacional, regional y local debe brindarle el mayor de los apoyos. Por esta vez, tenemos la posibilidad de retomar las sabias reflexión de Arturo Uslar Prieti, sobre la siembra petrolera.

Por último, para cambiar una realidad debemos empezar por primero cambiar nosotros, dejemos el egoísmo atrás y demos la oportunidad al país para su crecimiento, deslastrémonos de la práctica de bachaquearle, al familiar, al amigo y al vecino. Y en definitiva vamos a sentirnos venezolanos.