Los ataques del hampa son cada vez más frecuentes, pero los pescadores persisten en su faena. / Foto: JHONNATAN BENITEZ | @jhonnaphoto

25 Feb, 2017 | Los pescadores neoespartanos están de manera constante bajo la amenaza latente que representan los amigos de lo ajeno.

El sector Barbasco en Boca del Río, municipio Península de Macanao, no es la excepción. Vulnerables, los trabajadores del mar aseguran que no cuentan con la protección de ningún ente de seguridad.

Antonio Fiume, joven pescador, aseveró que el pasado jueves en horas de la mañana, mientras faenaba mar adentro cerca de las costas de Cubagua, fue atacado por un sujeto que quiso someterlo con arma de fuego para despojarlo de sus pertenencias.

Fiume se le enfrentó y logró poner en fuga al malhechor, pero en la acción sufrió lesiones corporales.

“Acudí a los cuerpos de seguridad y me dijeron que no podían hacer nada”, explicó trabajador del mar.

Explicó que se dislocó el brazo como consecuencia del enfrentamiento con el delincuente, por lo que se trasladó al Hospital Luis Ortega de Porlamar, donde no pudo ser atendido, ya que no contaban con un médico traumatólogo.

“Tuve que ir a la Clínica del Caribe y por solucionarme lo del brazo, me cobraron 350 mil bolívares. Gracias a Dios tenía el dinero, pero ¿cómo hace un pescador que no posee los recursos?”.

Los hombres de mar aseguran que han acudido a reuniones con el gremio para buscarle una solución a la problemática de la seguridad, pero no han conseguido los mecanismos idóneos.

Por su lado, Auber Luis Ramos, conocido entre sus compañeros de faena como ”Tribilín”, respaldó lo expresado por Fiume. Aseguró que están desprotegidos sin apoyo alguno de los cuerpos policiales de la entidad.

Ramos, propietario del negocio de venta de pescado “La Económica”, ubicado en el mismo sector, comienza su jornada desde las cinco de la mañana y le vende el producto a caveros y en especial a la comunidad aledaña.

La mercancía que maneja es bastante variada: carachana y cabaña pequeña a 1.200 bolívares el kilo; volador y carite a Bs 3.500; tajalí y cují a mil bolívares.

Expresó que los precios que establece en su negocio dependen de cuánto pidan los pescadores locales.

Pese a la situación del país, Auber Ramos apuesta por ayudar a la comunidad
y en ocasiones les cobra a crédito.

Sin embargo, aseveró que tanto él como sus compañeros se han visto afectados por la falta de efectivo, situación que han solventado con transferencias y cheques.

Trabajo

Los trabajadores del mar expresaron luchar contra mil inconvenientes. La inseguridad, sin dudas, es la problemática más preocupante. Ellos se quejan porque además de no poseer armas para su resguardo personal y familiar, los diferentes cuerpos de seguridad no prestan apoyo ni dan respuesta al momento de alguna denuncia.