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Socios ingratos
En la defensa de la integridad territorial se registra asimismo paralelos actos de generosidad. Con razón declamó una vez, en docto tono elegíaco, el gran bardo Andrés Eloy Blanco que “Venezuela era un país de valientes guerreros que había perdido miles de kilómetros cuadrados de legítimo territorio suyo, sin haber disparado un solo tiro”.
Walter Castro Salerno / walterjosecastro@yahoo.es

18 Mar, 2017 | Que el nuestro haya sido, a todo lo largo de su historia, pueblo desprendido y noble hasta el sacrificio, lo demuestra el hecho de haber regado y empapado con su sangre el suelo de América en las épicas batallas por la independencia de las antiguas colonias del imperio español, durante el siglo XIX.

En la defensa de la integridad territorial se registra asimismo paralelos actos de generosidad. Con razón declamó una vez, en docto tono elegíaco, el gran bardo Andrés Eloy Blanco que “Venezuela era un país de valientes guerreros que había perdido miles de kilómetros cuadrados de legítimo territorio suyo, sin haber disparado un solo tiro”. Fue cuando el tratado de delimitación fronteriza con Colombia en 1941. En los casi 20 años de diplomacia chavo-madurista ha ocurrido igual o peor que en tiempos anteriores.

Aquéllos, los tan denostados de la IV República. Tan es así, que en los recientes e idos y malgastados años de vacas gordas, cuando fluían los petrodólares, los ministros de agricultura venezolanos se dedicaron a golpear, hasta casi destruir con saña y metódicamente el agro nacional y a fomentar las exportaciones de productos agrícolas, particularmente de Uruguay, Argentina, Brasil y Perú, y algunos de Centroamérica. Estos ministros, con las alforjas llenas de dólares baratos, impulsaron una política demencial en contra de los productores criollos, quienes con extraordinarios esfuerzos trataban, y en algunos casos fueron exitosos, no sólo para satisfacer la creciente demanda nacional sino incluso para exportar grandes volúmenes de café, cacao, azúcar, maíz y arroz.

Esos países a quienes el gobierno en los últimos años, mediante acuerdos leoninos, privilegió en compra de alimentos, desdeñando a los nuestros, ahora han venido a coligarse en la OEA para buscar e impulsar sanciones contra el régimen del Presidente Maduro. Han sido y son compañeros y socios bien ingratos. Obviemos tocar por hoy, en esta columna, el próximo candente tema de la justa y legítima reivindicación del Esequibo.




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