19 Mar, 2017 | “De verdad, sobrino, que hay cosas que son tan claras que uno no entiende cómo muchas personas no las ven tal y como son. Claro, hay matices en los colores, por ejemplo, hay azul turqués y azul marino, pero en definitiva es azul. Entonces resulta inconcebible que venga alguien a decirme que el color que estoy viendo es amarillo y yo no sólo lo rechace, sino que, además, me caiga a golpes con cualquiera que ose negar lo que me ha dicho esa persona”.

El comentario que me hace el tío Caballo Rojo, luego de darme su bendición, me pone a pensar a quién se estará refiriendo. La respuesta a mi interrogante me llega de inmediato en la voz del tío.

“Esta mañana conversaba con un vecino que es amigo y él me decía que los panaderos son unos malandros que quieren vender pan sólo una vez al día, con la única intención de echarle vainas al gobierno. Yo le pregunté si sabía que el pan se hace con harina de trigo y respondió que sí. Volví a preguntar si tenía idea de cuántos sacos de harina empleaba diariamente la panadería de La Loma para funcionar hace dos años, cuando no había los problemas de hoy, y me dijo que como diez”.

Refiere Caballo que su vecino se turbó cuando le informó que actualmente esa misma panadería, que recibía antes 300 sacos de harina al mes, ahora recibe 30 o 40, y si está enchufado, tal vez un poco más, lo cual le da poco más de un saco para hacer el pan del día, los cachitos, tortas y otros productos.

“El vecino, que yo sé que no es pendejo, sacó su cuenta y se percató que, con semejante cantidad de harina, la panadería no podía atender la demanda diaria de su clientela. Entonces, cuando yo creía que iba a reconocer que hay un desabastecimiento de los elementos básicos para hacer el pan, el hombre se calentó y me dijo que yo era otro formador de vainas que estaba en contra del Heredero”.

Tío añadió que esa actitud del vecino es la misma que en general toman los que siguen ilusionados con la perorata del difunto, votaron por el inquilino actual de Miraflores y se niegan a aceptar la realidad que no es otra, sino que la cacareada revolución ha sido una verdadera desgracia para todos los que viven en este país.

“Antier dijeron que el aumento de la cestaticket no iba a incidir en la inflación, pero la bolsa del CLAP triplicó su precio y está ya en casi 17 mil simones. Pero mi vecino sigue creyendo en pajaritos preñados. Es que está igual que otros ilusos con el proceso, que todavía creen que el Heredero va a encontrar la varita mágica para componer al país; pero me parece a mí que lo que pasa es que están hipnotizados o son vergajos”.