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29 de marzo de 2024





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Al hermano Freddy Hernández
A Freddy lo conocemos desde hace más de 40 años. Hemos compartido luchas políticas y sociales, alegrías y tristezas, triunfos y derrotas, sueños y esperanzas.
Hombre sencillo, amigo leal, consecuente, de sensibilidad humana inagotable, un ser excepcional.
Luis Longart Guerra

28 Mar, 2017 | Esa noche estaba conversando sobre un asunto legal y al terminar encendí el teléfono y leí el mensaje de una periodista donde informaba del fallecimiento de Freddy. Enmudecimos. No lo podíamos creer.

Repuesto de la impresión, llamamos por teléfono al amigo al que hizo alusión la profesional de la comunicación social y éste nos confirmó la lamentable noticia. Estaba en la Clínica El Valle.

Nos trasladamos hasta allá y allí se encontraban sus hijos Aurys y Neno, hermanos, sobrinos, nietos, primos y demás familiares, así como amigos y gente solidaria que se acercó al saber la triste información. Al poco tiempo llegó Cruz, su amada esposa y compañera de ruta en sus distintos quehaceres.

A Freddy lo conocemos desde hace más de 40 años. Hemos compartido luchas políticas y sociales, alegrías y tristezas, triunfos y derrotas, sueños y esperanzas.
Hombre sencillo, amigo leal, consecuente, de sensibilidad humana inagotable, un ser excepcional.

En la actividad política destacó por ser fundador del Movimiento Al Socialismo (MAS), organización política a la que brindó sus años juveniles y aun militaba en la misma. Llegó a ser miembro de la Junta Parroquial, Concejal y Alcalde del municipio García donde realizó una labor encomiable en la administración de los fondos municipales. Un hombre honesto a toda prueba. Un demócrata de primera línea, que en algunas oportunidades fue atacado de manera irreflexiva e injusta. Pero Freddy era un caballero de la política, su estilo fue cordial y respetuoso, a lo interno y en la calle.

Buen padre, esposo y abuelo. Un hombre dedicado a su familia, su empresa y su gente.
Quedó batallando con Impresos Hernández a la muerte de su padre, Don Pedro Hernández, hombre de trabajo, humilde y tesonero, que junto a su madre, Doña Plácida González de Hernández, le inculcaron el amor por las artes gráficas en una pequeña empresa que permanece ofreciendo empleo y bienestar a sus trabajadores.

Freddy venía sufriendo de esa terrible enfermedad llamada diabetes. Al empeorar su cuadro patológico le fue amputado un dedo de uno de sus pies. Obviamente, eso tuvo un impacto severo en sus condiciones de vida. Pero al poco tiempo estaba en su oficina de la calle Paralela, siempre dispuesto a la conversación amena. Últimamente, con la crisis que vivimos, solía faltar el café una que otra ocasión.

Ese día amaneció con las piernas inflamadas y con dolor, ordenó abrir Impresos Hernández pero no entró allí. Fue a la clínica donde fue internado y en sala de terapias, su frágil corazón dejó de latir para siempre.

Al día siguiente lo vimos en su ataúd con su gorra de la Venezuela de sus sueños y esperanzas, con su gorra de lucha por la libertad y la dignidad de todos.
Hermano Freddy, hasta luego.

Descansa en paz.




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