11 Abr, 2017 | Sorpresivamente el Presidente Maduro anuncia que ya es hora de barrer a la oposición y espera una pronta convocatoria a las elecciones de alcaldes y gobernadores. La verdad es que el propio Poder Ejecutivo ha jugado a bailar pegado con el CNE así como las sentencias del TSJ que ordenan la actualización de los partidos políticos venezolanos, como excusa burocrática para no realizarse los comicios y para retrasar de hecho una convocatoria que ya lleva seis meses de atraso con lo establecido en la Constitución Nacional. Sin ser estratega de ningún bando ideológico, considero justo con todos nosotros los ciudadanos de a pie, en que ni la oposición se niegue, ni el gobierno retrase esta eventual convocatoria. Ya he leído algunos mensajes de personajes de la MUD diciendo que no quieren elecciones regionales sino elecciones presidenciales, lo que nos coloca una vez más entonces en una situación estancada a nivel político.

La lucha democrática, pienso en lo particular, se va ganando con cada convocatoria popular que se efectúe y cada partido político debe destacarse para convencer a sus seguidores y lograr los apoyos necesarios. Si una oposición unida logra hacerse, como ellos anuncian, con más del 70% por ciento, por ejemplo, de los cargos llamados a ser electos, eso sería una "cachetada" a la legitimidad del PSUV como representante de las bases populares que conforman las alcaldías y gobernaciones hoy en día. No veo razones inmediatas para rechazar un llamado del CNE a votar. Ir retomando poco a poco, los espacios de poder popular, sin hegemonías de ninguna tendencia, es siempre sano para un sistema democrático. Es cierto que el pluripartidismo en los cargos públicos se perdió durante la era del "portaviones Chávez", pero elecciones actualmente sería una forma de ir retomando grados de poder efectivos para ir así mejorando la calidad de vida inmediata de los ciudadanos. Lamentablemente ese portaviones puso a gente poco preparada en cargos importantes y se perdieron años productivos con personas que poco tuvieron que aportar a sus comunidades directas.

En el caso de la isla de Margarita tenemos aún a ciertos alcaldes y alcaldesas que de no haber sido por la fiebre del Comandante jamás habrían alcanzado esos cargos. Los miembros y rectores del CNE deben saberse con el rechazo y repudio de los venezolanos si siguen jugando con la omisión de un llamado a elecciones, proceso que nos pertenece por derecho constitucional a todos los venezolanos. No es posible que el miedo a un incendio popular, generado por marchas y protestas, sea el detonando de una convocatoria electoral, porque nos dejan la moraleja que en Venezuela solo en violencia se consigue el disfrute de los derechos más básicos y una sociedad en donde disfrutar de esas prerrogativas mínimas se convierte en un suplicio y nos desmejora aún más a nivel internacional. Todo lo bueno que tuvo en su momento nuestra actual Carta Magna parece que va dejando paso a la incertidumbre y a la duda popular.