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28 de marzo de 2024





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¡Fuerza Venezuela!
Los representantes de los poderes públicos, a excepción del Parlamento y el pronunciamiento de la Fiscal General, que luego le tuvo miedo al cuero, aferrados en defensa del régimen, que es defender lo indefendible, cavan su propia fosa.
Luis Longart Guerra | longartguerra51@gmail.com

11 Abr, 2017 | El país está convulsionado. La Unidad Democrática tiene una agenda de cuatro puntos: cronograma electoral, libertad de los presos políticos, canal humanitario para medicinas y comida, y respeto a la voluntad popular expresada en la Asamblea Nacional. El gobierno luce acorralado y no tiene camino viable para avanzar. Su obra está la vista de todos: un país arruinado y devastado. La gente haciendo cola para comprar el pan de cada día. Peor imposible.

Los representantes de los poderes públicos, a excepción del Parlamento y el pronunciamiento de la Fiscal General, que luego le tuvo miedo al cuero, aferrados en defensa del régimen, que es defender lo indefendible, cavan su propia fosa.

Después de un tiempo de reflujo de masas se ha recuperado la calle. Lo medular es no equivocarse. No caer en provocaciones. En la confrontación inútil gana el gobierno que cuenta con fuerzas represivas que ya cobraron su primera víctima en un joven de 19 años en el estado Miranda. El pueblo organizado en la calle derrotará al gobierno mientras haya una dirección política coherente y unitaria.

La inhabilitación de Capriles, canallada que nace de la desesperación, es una provocación más, igual que la persecución a Roberto Enríquez, asilado en la residencia del Embajador de Chile. Enríquez es uno de los pocos dirigentes a quien he escuchado un discurso con matices ideológicos en la lucha frente a este desastre.

La defensa de la democracia es un hecho universal. Solo gobiernos autoritarios y militaristas se escudan en la soberanía nacional para llamar "injerencia" a la intervención de organismos como la OEA en los estados de crisis de sus países, luego de haber firmado y hasta exigido en el pasado el cumplimiento de sus normas como ocurre hoy con el gobierno venezolano.

La solidaridad internacional es clave. Hemos sido solidarios con otros pueblos que han padecido dictaduras y dado cobijo y trabajo a sus nacionales, eso es verdad. Pero este problema es nuestro y lo resolveremos nosotros. Igualmente con el tema militar. Una vez resuelto este asunto, los militares a sus cuarteles y punto. En tal sentido, estoy con la opinión del viejo dirigente comunista venezolano Gustavo Machado, ya fallecido, cuando preguntado cómo veía el país después de Pérez Jiménez, contestó: “Los curas a la iglesia, los militares al cuartel y los civiles al poder”. Así mismo debe ser. Es mi humilde opinión.




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