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23 de abril de 2024





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Nada de marcha atrás
Un logro capital de estos mismos tiempos, es que la movilización popular, la protesta por la calle del medio y el derecho a la desobediencia civil, se han convertido en los ejes de la lucha democrática venezolana, incluso con el respaldo expreso de la institución nacional con mayor credibilidad social: la Iglesia Católica.
Fernando Luis Egaña | flegana@gmail.com

26 Abr, 2017 | Con notoria malevolencia, el señor Maduro está tratando de hacer ver que una parte significativa de la dirigencia de la oposición política quiere dialogar con la hegemonía para que se convoquen elecciones regionales, al tiempo que también participan en las marchas de protesta. Es decir, una posición ambigua que rayaría en la farsa.

No debemos creerle a Maduro y los suyos, y mucho menos permitir que logren el objetivo que están buscando, cual es enfriar el ánimo de la población, ante la supuesta situación de que sus voceros políticos los están negociando a cambio de un conjunto de gobernaciones. Especulaciones que en verdad deseamos que sean falsas, aunque algunas personas de buena fe se puedan hacer eco de ellas.

Un logro capital de estos mismos tiempos, es que la movilización popular, la protesta por la calle del medio y el derecho a la desobediencia civil, se han convertido en los ejes de la lucha democrática venezolana, incluso con el respaldo expreso de la institución nacional con mayor credibilidad social: la Iglesia Católica.

Tan es así, que diversos grupos, sectores opositores que, en otros tiempos no habían compartido esta estrategia de lucha, e incluso la habían objetado abierta o indirectamente, ahora están activamente impulsándola y además lo hacen con encomiable coraje y decisión. En realidad, lo que en otros tiempos se podía valorar como una iniciativa política con ribetes sociales, ahora puede apreciarse de manera diferente: como una iniciativa social con ribetes políticos.

La abrumadora mayoría de los venezolanos quiere que haya un cambio de fondo y, finalmente, hay consenso en dos aspectos: uno, que Maduro y los suyos son el tapón de los cambios, y por lo tanto tienen que irse por las puertas de la Constitución; dos, que eso no pasará si no se despliega e intensifica la presión popular.

Además, las marchas se están dando en un contexto nacional e internacional favorable al ansiado cambio. En lo interno, el país está en la lona, en medio de una crisis humanitaria, una galopante corrupción y una barbárica represión. En lo externo, son ya muy pocos los gobiernos que están dispuestos a apostar por Maduro. La imagen internacional de la hegemonía está descalabrada.

No. No debe haber marcha atrás en las marchas. En la protesta ciudadana, en la lucha nacional para abrir una nueva etapa, que al menos permita que empecemos a salir del foso. Nada de marcha atrás.




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