Porlamar
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Vásquez Brito: con pintura luminosa hecha poesía
Nació en Porlamar el 29 de agosto de 1927. Amó intensamente la isla de Margarita y delineó hermosos paisajes marinos. En 1950 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en el XI Salón Oficial con la obra “Placidez”, que plasma la figura femenina, inspirada en su primera esposa. Fue profesor titular de pintura y dibujo, así como buen formador en taller de vitrales.
Yanet Escalona

Foto: ARCHIVO

El maestro Ramón Vásquez Brito fue un cultor de las artes, pero sobre todo persona que vivió a sus anchas la margariteñeidad. / Foto: ARCHIVO

7 May, 2017 | El maestro Ramón Vásquez Brito fue un cultor de las artes, pero sobre todo persona que vivió a sus anchas la margariteñeidad. Disfrutaba tanto de la pintura, como del canto, la poesía y todo lo que simbolizara creación. Como artista remontó varias etapas, hasta ir decantando su estilo y dar con paisajes labrados al óleo, que transmiten sentimiento y amor por su tierra.

Nació en Porlamar el 29 de agosto de 1927, siendo hijo de Inocente Vásquez y Mercedes Brito. Como lo escriben en "Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela", su infancia transcurrió en Nueva Esparta. A los 13 años ingresó al seminario de Cumaná, pero poco después regresó a su natal isla de Margarita.

“En 1943 viaja a Caracas, donde estudia en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas (hasta 1947) con Rafael Monasterios, César Prieto y Pedro Ángel González, entre otros. Tres años después realiza su primera exposición individual en Porlamar e ingresa al personal de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas como auxiliar del taller de vitrales”.

Por su trayectoria en 1949 obtuvo una beca del gobierno argentino para cursar la especialización en grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes "Ernesto de la Cárcova" de Buenos Aires, donde estudió Litografía hasta 1950.

A su regreso obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en el XI Salón Oficial con una figura de mujer sentada, titulada "Placidez". “Continúa su trayectoria docente en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas, primero como adjunto al taller de grabado, que dirigía Pedro Ángel González hasta 1958, y luego como su profesor titular; igualmente ejerce como profesor del taller de vitrales y del de pintura y dibujo, hasta 1973”.

Con el abstraccionismo

Entre 1958 y 1959 se encargó de la subdirección de la Escuela y en 1950 produjo obras cubistas que se alejan de la visión figurativa adoptada en sus inicios. De 1953 a 1959 desarrolló piezas de tendencia abstracta de gran rigurosidad geométrica, incorporó collages con papeles de colores y creó pinturas y relieves con esmalte industria, de intención mural, bajo la influencia del neoplasticismo. Entre 1955 y 1956 realizó el proyecto de policromía de los bloques de vivienda de la urbanización caraqueña 23 de Enero.

A inicios de la década de los años 60 abandonó el abstraccionismo geométrico para incursionar en la abstracción informal, y realizó cuadros resueltos con texturas y tonalidades oscuras, con apariencia de paisajes subjetivos. En 1962 integró la representación venezolana que asistió a la Bienal de Venecia. A partir de ese año, y durante algunos meses, abandonó la pintura por problemas políticos.

Serie de paisajes

Para 1965 inició una serie paisajística, donde la evocación de las líneas y las formas sugieren el espacio abierto. El artista tomó como pretexto el paisaje y la luminosidad de la isla de Margarita e incorporó elementos figurativos.

“En estas obras, que conjugan las normas del informalismo con la tradición del paisaje, la luz vibra a través de una pincelada rápida y de una materia de gran riqueza. Vásquez Brito hace un magnífico despliegue de blancos en sutil equilibrio de azules con rápidas manchas rojas y verdes. Sus paisajes, 12 pinturas y cinco dibujos realizados entre 1965 y 1966, son expuestos un año más tarde en una colectiva en la Sala Mendoza junto con los trabajos de Víctor Valera y Enrique Sardá”.

Foto: ARCHIVO

Relatos de ausencia comparten luminosidad. / Foto: ARCHIVO

En 1967, el Inciba publica una monografía sobre el pintor, escrita por Francisco Da Antonio, en la que éste señala: “frente al pintor la tela se desnuda y se reviste luego con un denso empaste blanco cuya propia textura –mezcla de vinílicos y arena- descorporiza la entidad telúrica convirtiéndola finalmente en el campo de investigación que reclamaba para sí el artista”. (1967). Ese año presenta una individual en la Galería de Arte Moderno (Caracas), 20 óleos que “plantean un nuevo tratamiento del blanco que en nada recuerdan a Reverón. Pero el blanco de Vásquez Brito no es puro; tiene diversidad de tonos” (Zuloaga, 1967).

En 1968 obtuvo el Premio Arturo Michelena con tres obras: "Punto blanco", "Perla, luz, mar" y "¿De dónde surge?". Al año siguiente repitió su participación en el XXVII Salón Arturo Michelena y recibió el Premio Arístides Rojas en el XXX Salón Oficial con "Remansos".

Otras temáticas

Comenzando la década de los años 70 realizó una serie de obras sobre el Complejo Hidroeléctrico del Guri, y otras con la temática del puente sobre el lago de Maracaibo. En 1973 viajó a París para preparar una muestra en la Galería Drouant, que presentó en 1974 con Alirio Rodríguez y Virgilio Trómpiz. A su regreso expuso junto a éste último en la Galería de Arte Moderno (Caracas), obras de su serie del puente sobre el lago de Maracaibo; en ellas existe una mayor depuración en sus blancos y azules, y a través de las nubes, y los grises de una ciudad en crecimiento, se presienten los objetos, el agua, el mar, los barcos, las torres de perforación de petróleo y la ciudad. Desde 1979 se estableció en El Tirano, isla de Margarita, sin perder sus nexos con la capital. En 1981 expuso en la Galería Freites (Caracas).

“Lo fundamental para mí es el paisaje. Mis paisajes anteriores eran distintos, como recuerdo de mi niñez; pero ahora, con estos dos años de permanencia en la isla, veo el paisaje en forma distinta. Ahora el color es fundamental. Antes era muy subjetivo, usaba mucho blanco, actualmente los colores los colores son más brillantes y la pincelada más fuerte” (Vásquez Brito, 1981).

En 1983 participó en la XVIII Bienal de Sao Paulo y exhibió en la Galería Freites pinturas en gran formato con la acostumbrada temática del paisaje marítimo y el recurso de la figura femenina. En 1986 inauguró “Paisajes marinos” (Galería Freites), óleos de mediano y gran formato, en los cuales incorporó el polvo de mármol, material con el que trata el lienzo antes de comenzar a pintar en aquellas zonas donde ubica el mar y la costa, creando así un juego de textura especial.

“Lo fundamental para mí es el paisaje. Mis paisajes anteriores eran distintos, como recuerdo de mi niñez, pero ahora, con estos dos años de permanencia en la isla, veo el paisaje en forma distinta. Ahora el color es fundamental. Antes era muy subjetivo, usaba mucho blanco, actualmente los colores los colores son más brillantes y la pincelada más fuerte” (Vásquez Brito, 1981).

Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

"Blancos en reserva", Ramón Vásquez Brito, 1974. Técnica: Óleo, polvo de mármol sobre tela. Clasificación Genérica: Pintura | Colección Museo / Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

En 1988, el Museo Francisco Narváez organizó una retrospectiva del artista, “Materia y luz del espacio recobrado”. Ese mismo año, César Bolívar realiza el cortometraje "Vásquez Brito… el mar". Su obra ha sido exhibida en colectivas como la III Bienal de Artes Visuales de Oriente (Cumaná, 1990) y “Presencia del artista plástico de la provincia” (Sala de Exposición de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, 1991), así como en diversas muestras individuales. La Galería de Arte Nacional posee en su colección obras de su etapa abstracto-geométrica (Abstracción, 1956) y paisajes (Cortan pedazos de eternidad, 1977, y Acaricio el paso de los sueños, 1978).

Recuerdos de la infancia

En ocasión de celebrar los 80 años de su nacimiento, el pintor y poeta fue objeto de varios homenajes. Asimismo, la Galería Freites imprimió un material titulado "Ramón Vásquez Brito: El esplendor de las costas lejanas", donde se ahonda en su vida y obra, más su inspiración de los paisajes marino desde que era niño.

“En la infancia de Vásquez Brito se produjo un fenómeno de adhesión y de identificación con el lugar y el medio donde había nacido y vivido (…) fue encontrando en su pintura y en Margarita lo que todo ser humano busca de algún modo: su lugar de concordancia con el mundo, es decir, el punto de equilibrio que le permite recuperar su perdida armonía consigo mismo y con el universo”.

Vivencias margariteñas

Para Ulises Hernández, exdirector del Museo de Arte Contemporáneo “Francisco Narváez” y entrañable amigo de Ramón Vásquez Brito, el maestro fue un personaje de gran valía para las artes plásticas venezolanas. Como margariteño, siempre mantuvo su vínculo con su terruño y no faltaron las constantes tertulias sobre esta hermosa región, su gente y vivencias.

La amistad entre ambos se afianzó en el tiempo. Relata Hernández que en los años 60, cuando él cursaba la carrera de Sociología y Antropología en la Universidad Central de Venezuela (UCV), y tras la caída en 1958 del régimen de Marcos Pérez Jiménez, el edificio de la Seguridad Nacional en plaza Morelos de Caracas pasó a ser la sede de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Comenzó a frecuentarlo porque siempre le gustó el arte.

En ese contexto cultiva dicha amistad, a través de otro coterráneo Antonio Boadas. Vásquez Brito venía de luchar en la clandestinidad contra la dictadura, y de hecho estuvo un tiempo preso en La Planta, cuando funcionaba la opresiva Seguridad Nacional. “Ramón (Vásquez Brito) militaba con el seudónimo BB”, comenta.

Llegada la democracia y con la Escuela de Artes tan activa, el talento fluyó por parte de cultores reconocidos de todo el país, incluyendo a Vásquez Brito. “Puedo afirmar que ese grupo llegó a dominar el panorama nacional de las artes plásticas, hacia el año 1962”, señala Ulises Hernández.

Indica que las etapas de este gran margariteño son reflejadas muy bien por la crítica y conocedora de arte Bélgica Rodríguez, cuando escribió “Ramón Vásquez Brito. El hombre, el artista”, material que se terminó de imprimirse en 1986.

-Me gradúo en la UCV, y me dan un cargo en Jusepín, de la Universidad de Oriente, núcleo Monagas, por lo cual tuve que residirme allí. Al irme de Caracas, por un tiempo perdí cierto contacto con el maestro; pero luego cada vez que coincidíamos en las vacaciones en la Isla, nos poníamos al corriente de todo. Siempre hablábamos de lo que era la Isla, y lo que representaba para ambos.

Aparte, entre amigos compartían su afición por la música, al ser melómanos. “También Ramón fue cantante, grabó un CD y además destacó como coleccionista de obras de arte”.

Cuando Vásquez Brito se estableció en la Isla nuevamente y adquirió una residencia en El Tirano, dedicó un tiempo al taller de creatividad infantil Los Ñeritos, que le motivó bastante al estimular el arte entre niños de esta zona antolinense. Sin embargo, circunstancias adversas por la enfermedad de su esposa propiciaron que Vásquez deba regresar a Caracas, y decidió además vender la vivienda.

Para que no cayera en manos extrañas, le da primera opción de compra a su amigo Ulises Hernández, quien la adquiere y es su propietario de este Remanso, hasta el sol de hoy.

-Logré un crédito hipotecario de la entonces Entidad de Ahorro y Préstamo La Margarita, y como Ramón sabía que yo tenía una serigrafía original de Pablo Picasso, y él la quería tener, la aceptó también como forma de pago -recuerda Ulises-.

Al hablar de su amigo del alma, Hernández se emociona y lo compartido se arremolina en su mente, porque fueron muchos momentos vividos y de gran sentimiento, con sincera amistad.

Aparte, hubo la admiración presente porque asevera que para “Vásquez Brito, la Isla fue su universo y su pasión. No sólo de sus paisajes, sino su gente, cultura y tradición. Disfrutaba tanto de una ida a la playa de Margarita o Coche, el recorrido por la Península Macanao para fotografiar sus paisajes y tonalidades del mar, como a la hora de degustar unos filetes frescos de guasa, preparados en el Rancho de Pablo en Bella Vista. Era su plato preferido…”.

Con almuerzos y recorridos insulares, brisa marina y cálidos colores como telón de fondo, entre los amigos se multiplicaban las reminiscencias; por parte de Vásquez Brito, los recuerdos en la calle Mariño de su infancia en Porlamar, a pocos metros de la plaza Bolívar, el mural que hizo para el teatro-cine Paraguachí, en la calle Gómez, cruce con Velásquez (que luego tumbaron para hacer una sala más “moderna”) y su vida toda, de doble viudez, y entre sinsabores y alegría.

-En especial recuerdo cuando se empeñaba en fotografiar el mar, hasta conseguir el verde esmeralda o el azul que algún día captó, y aún conservaba en la memoria. Él tomaba las fotos como apoyo, pero sus paisajes marinos no se identificaban con un lugar o sitio preciso, sino que era una combinación. Pienso que allí radica lo diferente de sus paisajes marinos porque más allá de todo, él lo que perseguía era trasladar al lienzo la poesía. Ramón fue un artista que llevó poesía a la pintura y logró transmitir amor con su obra pictórica, más allá de lo contemplativo.

Exposiciones individuales

1946 - Centro Social, Porlamar, Nueva Esparta.

1950 - Galería Antú, Buenos Aires, Argentina.

1953 - Galería Espiral, Escuela Cristóbal Rojas, Caracas.

1961 - Museo de Bellas Artes, Caracas.

1963 - Galería Minotauro, Caracas.

1967 - Galería de Arte Moderno, Caracas.

1970 - Galería de Arte Moderno, Caracas.

1972 - Galería de Arte Moderno, Caracas.

1974 - Galería de Arte Moderno Internacional, Caracas.

1978 - Centro de Arte Alejandro Freites, Caracas.

1979 - Galería Arte / Contacto, Caracas.

1981 - “Existencias ocultas”, Galería Alejandro Freites, Caracas.

1982 - Galería Alejandro Freites, Caracas.

1983 - “La seducción del paisaje”, Galería Alejandro Freites, Caracas.

1985 - Galería Mundo de Arte, Maracaibo.

1986 - “Paisajes marinos”, Galería Alejandro Freites, Caracas

1987 - Galería Alejandro Freites, Caracas

1988 - “Materia y luzdel espacio recobrado”, Museo Francisco Narváez, Porlamar.

1991 - “Vásquez Brito: transparencias”, Galería Alejandro Freites, Caracas / Gobernación del Distrirto Federal, Caracas.

1992 - “Paisajes marinos”, Galería Arteconsult, Panamá /Galería Freites-Revilla, Boca Ratón, Florida, Estados Unidos.

1993 - “El mar: el siempre mar”, Galería Freites-Revilla, Florida, Estados Unidos. / “Alquimia de la serenidad”, Sala Cultural Corpoven, Puerto La Cruz.

1995 - “El destierro de una realidad”, Galería Alejandro Freites, Caracas.

1998 - “La luz haciendo camino a los sueños”, Galería de Arte Ascaso, Valencia, Carabobo.

2001 - “La luz revive ilusiones”, Galería de Arte Ascaso, Valencia, Carabobo.

2202 - “Homenaje a Vásquez Brito”, Ateneo de Caracas.

Premios

1949 - Premio José Loreto Arismendi, X Salón Oficial.

1950 - Premio Oficial de Artes Plásticas, XI Salón Oficial.

1962 - Segundo premio, II Salón Anual de Artes Plásticas y Aplicadas del estado Aragua, Casa de la Cultura, Maracay.

1966 - Premio Antonio Edmundo Monsanto, XXIV Salón Arturo Michelena.

1968 - Premio Arturo Michelena, XXVI Salón Arturo Michelena.

1969 - Premio Arístides Rojas, XXVIII Salón Oficial.

1983 - Premio Conac, II Bienal de Artes Visuales.

Colecciones

Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, Maiquetía, estado Vargas / Ateneo de Valencia, estado Carabobo / Banco Mercantil, Caracas / BCV / Cadafe, Caracas / CVG / Fiscalía General de la República, Caracas / Fundación Polar, Caracas / GAN / MACCSI / Mamja /ME /MRI/ Museo de Ciudad Bolívar / Museo Francisco Narváez / Museo Jesús Soto / Pinacoteca del Colegio José Hernández, Chivilcoy, Argentina / Residencial Presidencial de La Casona, Caracas.

El maestro Vásquez Brito falleció en la isla de Margarita el 10 de agosto de 2012, dejando una estela de tristeza, pero sobre todo admiración.




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