20 Jun, 2017 | La crisis política, económica y social que vivimos tiende a agudizarse. La obsesión de la cúpula gobernante por perpetuarse en el poder sin respetar la Constitución y pretendiendo entrampar a los electores con una Constituyente fraudulenta y sin consenso, nos llama a seguir la lucha por evitar tal desafuero. Imponer esa suerte de parapeto será un remedio peor que la enfermedad. El gobierno de Maduro con las complicidades del Consejo Nacional Electoral y de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia impidió el referéndum revocatorio y suspendió las elecciones regionales, cerrando el camino electoral violando flagrantemente los derechos políticos de todos.

Para derrotar este despropósito antidemocrático y totalitario, solo queda el derecho a la movilización pacífica contemplada en la Constitución. Más de dos meses de lucha incesante en las calles han cobrado la vida de muchas personas, fundamentalmente jóvenes, que representan la esperanza de un futuro más digno y humano para los venezolanos. La represión de la Guardia Nacional y Policía Nacional ha sido inhumana y salvaje. Eso se llama terrorismo de Estado.

Estamos en una lucha crucial. Vivimos una etapa histórica que requiere de la participación de todos los que desean un cambio político que rescate la plena vigencia de la Carta Magna, la libertad de los presos políticos y el regreso de los exilados, la restitución de las competencias de la Asamblea Nacional, la apertura de un canal humanitario para alimentos y medicinas, la realización de elecciones libres y transparentes y respeto a los derechos humanos.

La movilización popular está absolutamente justificada. Hoy sobran los motivos políticos, económicos y sociales para mantener y continuar con las protestas en todo el país. En Nueva Esparta llamamos a la conformación de un poderoso y activo movimiento en defensa de la Constitución y la Democracia que recorra todos los pueblos de nuestra geografía, llevando el mensaje claro e indubitable del cambio político que el país necesita.
Los partidos políticos democráticos y las organizaciones de la sociedad civil son los puntales de esta lucha y las universidades deben seguir jugando su papel de vanguardia del cambio y la transformación.

Defender la Constitución es deber de todos y luchar por la democracia es una tarea que repercutirá positivamente en las nuevas generaciones. De ti depende.