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Una escuela llamada hogar para Venezuela
Son tantas las manifestaciones de irracionalidad que pudiéramos tener un número infinito de líneas para enumerarlas. Bajo esta primicia es importante revisarnos como familias, preguntarnos con sinceridad sobre el aporte que estamos dando desde nuestros hogares, cuáles son las pautas que estamos dando a nuestros hijos sobre la urbanidad y buenas costumbres. Muchas de éstas descritas en el famoso Manual de Carreño.
Joselino Serrano | joselino.serrano@gmail.com/ @jmserrano73

24 Jun, 2017 | Es en el hogar donde debe iniciarse todo proceso de paz, es ésta, la institución preparatoria de toda población; en ella se definirá la práctica de ser o no, un buen ciudadano. De grandes somos el reflejo de lo observado en el hogar, buscamos imitar lo visualizado en nuestros padres y hermanos mayores, suponiendo que son actos que se enmarcan en lo normal o el deber ser. De esta manera, golpear a nuestras esposas puede ser una respuesta de ese marco de violencia que vimos en primera fila en nuestros hogares.

Son tantas las manifestaciones de irracionalidad que pudiéramos tener un número infinito de líneas para enumerarlas. Bajo esta primicia es importante revisarnos como familias, preguntarnos con sinceridad sobre el aporte que estamos dando desde nuestros hogares, cuáles son las pautas que estamos dando a nuestros hijos sobre la urbanidad y buenas costumbres. Muchas de estas descritas en el famoso manual de Carreño.

Hoy vemos múltiples hogares disfuncionales, penetrados por antivalores que desmarcan el sentido de solidaridad. En momentos, prevalecen intereses individuales generadores de un alto sentido por la oportunidad de tener de manera fácil, sin importar los pesares o calamidades de nuestras vecindades. Se hace recurrente ver a unos hijos que observan en algunos padres una continua acumulación de bienes materiales, productos de manejos oscuros o actividades fuera del margen de la ley.

Siempre me he preguntado cuáles van a ser los justificativos esgrimidos por estos, en el momento que sean interpelados por sus hijos.

Una sociedad de bien se construye con el ejemplo, esto solo se puede lograr con el trabajo honesto, lleno de valores éticos y morales. Hoy más que nunca Venezuela demanda esta suerte de encuentro de la familia. Se requiere una práctica apegada al deber ser, como era definida por el líder latinoamericano Che Guevara, cuando nos hablaba
del nuevo sujeto histórico.

Son hombres y mujeres con un nuevo marco moral que se requieren, pero es desde la
familia que los podemos obtener.




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