24 Jun, 2017 | Los partidarios de la constituyente, tema ciertamente de absoluta y exclusiva incumbencia nuestra, es decir de venezolanos, podrían ser diferenciados en varias categorías. Existe la nueva clase de burócratas y los “enchufados”: beneficiarios de canonjías, prebendas, amasadores de súbitas y colosales fortunas en los últimos años.

Son la costra purulenta e insaciable de los grandes negocios, de los suculentos guisos con las divisas, las importaciones de alimentos, las licencias, los contratos. Desdeñémosles despreciándolos. Han existido siempre en todos los gobiernos. Seguirán existiendo hasta que algún día se instaure un régimen verdaderamente honesto, socialista, democrático, abierto y sujeto a severo control de parte de los gobernados. Dicho sea de paso, son los que manipulan y prácticamente designan o han designado a los precandidatos hasta ahora conocidos.

Para variar, los mismos rostros y figuras de siempre. Existe otra categoría. Los convencidos de buena fe, imbuidos o alentados por principios ideológicos afincados en las raíces del frondoso árbol del marxismo, que aun cuando en algunos casos luzcan anacrónicos, son tan respetables como otros de antagónica tendencia, cual el neoliberalismo, el social cristianismo, o el liberal demócrata. Aquéllos son y serán muy importantes en la tarea de reorganizar y desarrollar la Venezuela reconciliada, en democrática y pacífica convivencia, que propiciamos. Surge otra categoría.

Me temo sea con mucho la más numerosa. Son los ilusos. La enorme masa depauperada, desafortunada, hambrienta y sedienta, triste y melancólica, con el carnet ayer del partido u hoy el de la patria en la mano, que puebla desde el origen las noches y los días del calendario del hombre y o la mujer venezolanos. Los mismos que creen que la constituyente será milagrosa. Habrá pan y ron y risas. Cero lágrimas.

Se extinguirán las colas para conseguir víveres y medicamentos. No habrá un solo problema que no quede resuelto. Los milagros de la constituyente serán hermosos e innumerables. Juglares y cantores exaltarán sus logros, y coros de tribunos y publicistas se sucederán en cadenas de radio y TV, cantando panegíricas oraciones por la milagrosa constituyente.