2 Jul, 2017 | “El régimen del Embustero ha puesto toda la carne en el asador con el llamado a elegir una asamblea constituyente como recurso para aferrarse al Poder con un falso ropaje democrático, pues un organismo originario como el propuesto, electo bajo las condiciones concebidas por los asesores habaneros, es un verdadero parapeto para reensamblar una plataforma que le permita controlar todos los poderes públicos y manejarlos a su antojo”.

El tío Caballo Rojo dice que con ello podrán prohibir, como lo está en Cuba, cualquier otra ideología que no sea la comunista, determinar si se eligen o no gobernadores, alcaldes, etc.; decidir si la propia ANC es transitoria o permanente, poner o quitar mandatarios, parlamentarios, jueces, incluso, si lo desean, prohibir las peleas de gallos y regular la frecuencia de las relaciones de las parejas, las normales y las irregulares. Es que el poder de una Constituyente es prácticamente infinito.

“De manera, sobrino, que cualquiera que diga que la ANC, si se elige así, garantiza las elecciones, el presupuesto, la obra tal o la ley cual está diciendo una vil mentira, orientada en esa brevísima campaña que se abrirá el nueve de este mes, a captar los votos de los incautos”.

Refirió que ya en estos días ha estado oyendo toda sarta de ofertas con medidas o decisiones que tomaría la constituyente en caso de que éste o aquel candidato resulte electo. “Una oferta que me llamó la atención por dos razones es la oferta del matrimonio entre los malcontentos y el cambio de nombre para aquellos que hayan transformado su aspecto mediante el bisturí. La primera es que en la cuenta del candidato, parece que el número de estos especímenes es tan alto que a su juicio, controlar sus votos le daría la victoria. Y lo segundo es creer que con haber logrado poder llamarse Juana en lugar de Juan y ser la señora de Benítez, se le van a resolver los problemas que confronta como parte de una familia y de una comunidad”.

Dice que un cambio de nombre no baja los precios de los alimentos ni hace que aparezcan las medicinas, ni que desaparezcan los malandros, ni nada de nada. “De manera que si no quieres caer por inocente, no te comas ese cebo y mejor te quedas en tu casa”.