21 Jul, 2017 | Nosotros, que no somos entendidos de la gran política, podemos ser sorprendidos en nuestra candidez, a pesar de la edad. Fue lo que nos sucedió el cuando vi en pantalla a un hombre de larga experiencia, quien tiene el mérito de ser adeco toda su vida en un país de salta talanqueras. Se trata de Ramos Allup, que anunciaba el compromiso de gobernabilidad del Gobierno de Unidad Nacional. Mientras, cerquita, un compa que estuvo a punto de ser Presidente, con nuestro apoyo, que movió miles y miles de personas tras su figura, Andrés Velásquez, le tomaba fotos al líder adeco como si fuese un adolescente tras un artista que le movía el piso.

Ramos Allup no aclaró fecha de arranque del Gobierno de Unidad Nacional, pero nos suponemos que es sobre la marcha, pues según decisión de ellos, el camarada Nicolás Maduro abandonó el cargo hace meses. Al escuchar a Ramos Allup nos dimos cuenta que las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente no forman parte de ese acuerdo de gobernabilidad, por lo tanto yo dejaba de ser el candidato No. 7 por el sector Pensionadas y Pensionados. Mala leche la mía, pues desde mis tiempos de dirigente estudiantil, nunca había sido candidato a ningún cargo de elección popular.

El capataz del CEN parecía un mago que sacaba soluciones a los problemas del país de un sombrero, invisible, por supuesto, pero si hubiese sido visible lo hubiesen sostenido Andrés Velásquez y Stalin González, que hace pocos años fue la esperanza de Gabriel Puerta Aponte y Bandera Roja para hacer la revolución marxista leninista en Venezuela.

En uno de los puntos para la gobernabilidad fue el llamado a funcionarios chavistas que estén dispuestos a sumarse al Gobierno de Unidad Nacional. En pocas palabras, un llamado a alcaldes, gobernadores, legisladores, concejales, candidatos a constituyentes y altos funcionarios rojosrojitos a que salten la talanquera. Me queda la duda si fue un tiro al aire o un tiro al piso. Tanto salto de talanquera hemos visto en los años que lleva este proceso bolivariano que entendemos que en el asunto hay tipos de armas tomar, que al menor pestañeo están del otro lado. Comprendo la libertad de presunción de mis lectores, pero si somos sinceros, asumamos que no se trata sólo de Yul José.

Al final de la intervención del viejo adeco, nos pareció que era una continuación mal montada (culpa del editor, será) del discurso de Pedro Carmona en el 2002.

Lo cierto es que una llamada de un amigo, conocido hace varios años en el Comité de Solidaridad con Cuba, siendo él un joven estudiante, franco y buena gente, me volvió a mi candidatura. El amigo, de apellido Armas, pero hombre de paz, cuyo nombre de pilas se hizo conocido a raíz de la popularidad de San Jorge y su Leyenda Áurea, y que tanto nos acerca a la novela brasileña y combativa de Jorge Amado, llamó a decirme que muchos de sus electores a Constituyente Territorial querían estar seguros si yo era el Pedro Salima de este Palabreo para votar por mí. “Sí, pueden votar con el número 7 del sector pensionadas y pensionados”, le dije. En ese momento entendí que, a pesar del nuevo gobierno anunciado por Ramos Allup, seguía siendo candidato a la Constituyente.