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29 de marzo de 2024





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La Constitución de Miranda
La independencia de América fue su proyecto de vida. Por la libertad de su patria Venezuela fue capaz de venderlo todo, menos los miles de documentos que contenidos en baúles le siguieron en sus campañas militares.
Félix Roque Rivero | canaimaprofundo@hotmail.com

27 Jul, 2017 | A Sebastián Francisco de Miranda, nuestro Precursor y Generalísimo, la historia no siempre lo trató con respeto. Lo tildaron del “hijo de la panadera”. Delatado y entregado a las fuerzas realistas españolas, fue conducido a la mazmorra de La Carraca en Cádiz y una vez fallecido, su cuerpo lanzado a una fosa común. Un monumento en el Panteón Nacional espera por sus restos para recibir las honras que un prócer de su talla merece. Miranda, viajero incansable, políglota, estudioso profundo de los clásicos griegos y latinos, tertuliador en las cortes europeas, testigo de excepción de la gran revolución francesa, amigo de George Washington, pensador ingenioso, de él fue la idea original de la Gran Colombia. La independencia de América fue su proyecto de vida. Por la libertad de su patria Venezuela fue capaz de venderlo todo, menos los miles de documentos que contenidos en baúles le siguieron en sus campañas militares.

Londres, la capital de Inglaterra, fue el refugio escogido por Miranda para pensar la política. Allí, en su casa, recibía a políticos y revolucionarios con los cuales discutía y exponía sus planes de regresar a América y libertar a Venezuela del yugo español.

En su casa recibió al joven Bolívar y a López Méndez en 1810 a quienes expuso sus ideas sobre la forma de gobierno y de Estado que debía sustituir a las instituciones españolas, una vez liberada su patria, a la cual juró servirle de manera honrada y leal. En sus papeles se encontró fechado “Londres 1808”, un proyecto de constitución elaborado por él.

De manera categórica, el proyecto de constitución señalaba que toda autoridad que emane del Gobierno español quedaba abolida ipso facto. Los comicios (elecciones) los formarán los habitantes nacidos o establecidos en el país, cualquiera fuese la casta a la que pertenecieran y que hayan prestado juramento a la nueva forma de gobierno y a la independencia americana.

Las autoridades españolas serían sustituidas por los cabildos y ayuntamientos de las diferentes ciudades siendo sus miembros escogidos entre los indios y la gente de color de la Provincia y será presidido por un alcalde, el cual debería rendir cuenta a la Asamblea Provincial.

Se ordenaba abolir de inmediato los impuestos a los indios, los derechos sobre importaciones y exportaciones y todas las leyes referidas al odioso Tribunal de la Inquisición.

La milicia, así como toda la fuerza armada estaría bajo la dirección de un ciudadano llamado Hatunapa (generalísimo). El clero estaría bajo la dirección de un Vicario nombrado por la Asamblea. Todo ciudadano que quebrantare el juramento de fidelidad al país será perseguido por los magistrados y castigado severamente. El Poder Legislativo estaría compuesto por representantes electos por las Asambleas (Amautas), el cuerpo legislativo sería llamado Concilio Colombiano y dictaría las leyes de la Federación Americana y aprobadas por mayoría simple de votos.

El Poder Ejecutivo estaría integrado por dos ciudadanos electos entre todos los habitantes del Imperio y recibirían el nombre de Incas, durarían dos lustros en el cargo y no podrían ser reelectos sino después de 10 años. Los Incas, aunque tenían inmunidad, podían ser juzgados y condenados ante la Alta Corte Nacional.

El Poder Judicial estaría integrado por los jueces de los tribunales de las diferentes provincias y serían electos en comicios provinciales.

La capital de la Federación estaría ubicada en el Istmo de Panamá y llevaría por nombre Colombo. Tal era el pensamiento constitucional de Miranda. Bueno es recordarlo en estos tiempos constituyentistas.




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