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Las lecciones del 30J
A nosotros, los chavistas, nos dice que el legado de nuestro comandante eterno tiene que ser asumido como una nueva forma de hacer política, que debe conducirnos a la edificación del nuevo Proyecto Nacional Socialista. Que éste es un reto para fraguar el nuevo modelo de sociedad, una nueva forma de vivir, que supere definitivamente la modernidad capitalista.
Hugo Cabezas | @hugocabezas78

8 Ago, 2017 | Nos volvimos a encontrar. Sí. El chavismo verdadero regresó al hogar del cual nunca se fue. El castigo que nos dio en diciembre del 2015 fue solo eso, una lección. Nos obligó a reflexionar en serio. Con su latigazo nos indujo a ver los errores cometidos, con la mayor responsabilidad. Nos enseñó que la crítica y la autocrítica no son actos de autoflagelación, o un simple mea culpa. No. La reprimenda fue tan grande que nos hizo ver el peligro en que estaba el proyecto revolucionario, como un todo. Así lo entendió la dirigencia de nuestro gobierno y de nuestro PSUV. Los resultados de esa lección están a la vista.

El 30 de julio del año 2017 tendrá que ser colocado en los anales de la historia política de Venezuela como un hito a partir del cual se cierra una forma de hacer política y se abre una nueva.

A nosotros, los chavistas, nos dice que el legado de nuestro comandante eterno tiene que ser asumido como una nueva forma de hacer política, que debe conducirnos a la edificación del nuevo Proyecto Nacional Socialista. Que éste es un reto para fraguar el nuevo modelo de sociedad, una nueva forma de vivir, que supere definitivamente la modernidad capitalista. Que el chavismo es un proyecto social para el presente y el futuro, guiado por la solidaridad humana, en donde los diversos grupos y actores sociales, al unirse y fusionarse como pueblo, transformen la estructura política, económica, social y cultural de la sociedad.

Es imaginar al socialismo como un proceso de ruptura con el pasado oprobioso y de construcción de una nueva sociedad, en la que sea posible la coincidencia de la "sociedad civil" con la "sociedad política", para la conformación de una nueva "alianza social" que se desplace al "terreno de lo ético y lo cultural", cuyo objetivo debe ser alcanzar intereses comunes.

Que debemos construir una nueva relación hegemónica, a partir de una verdadera comunidad de valores, de una nueva voluntad colectiva; de un nuevo socialismo, que coloque al pueblo como el sujeto fundamental del mismo, que entendamos que los movimientos sociales emergentes son fundamentales para hacer realidad el carácter participativo y protagónico de nuestra democracia; que la entendamos como un proyecto de identidad ética, como una forma de vida y no solo como simple forma de gobierno.

¿Entendería el oposicionismo lo ocurrido el 30J? ¿Entendería que la política no es la búsqueda del poder por el poder mismo? ¿Entendería que el pueblo venezolano de hoy es otro? ¿Que es un pueblo político? ¿Que quiere ser actor? ¿Que se niega a aceptar volver a vivir en un régimen "democrático puntofijista", en el cual solo era un objeto? ¿Entendería que el pueblo venezolano es un pueblo amante de la paz?

¿Entendería que la relación entre los distintos factores políticos no es la relación totalitaria de amigo-enemigo, que niega al otro; y que, por tanto, siendo la democracia un sistema de encuentros y desencuentros, de coincidencias y diferencias, que estas se dirimen en paz?

Pues bien, son estas, entre otras, algunas de las lecciones que nos deja el 30J. Así debemos entenderlo. El chavismo se reencontró y crece. El oposicionismo no puede decir lo mismo.

Amarga: La campaña mediática, tanto nacional como internacional, contra la revolución bolivariana es de tal magnitud que ya nada sorprende. No habían sido regresados Antonio Ledezma y Leopoldo López a sus antiguos centros de reclusión, cuando las principales agencias de noticias y los gobiernos adláteres del imperio ya habían armado su escándalo mediático. La ética periodística fue tirada al cesto del estercolero, una vez más.

Dulce: Por mucho que se empeñe el Imperio, a través del Departamento del Tesoro, de anunciar sanciones contra dirigentes de la revolución bolivariana, no nos amedrantarán. El último sancionado ha sido nuestro presidente obrero Nicolás Maduro Moros. ¡Qué mala puntería tienen! La dignidad del camarada Nicolás Maduro no tiene discusión.

Su probidad y honestidad de la administración pública no tienen parangón. Volvieron a fallar, "mearon fuera del pote", dice el pueblo. Sería interesante que el gobierno estadounidense presentara las cuentas que dice tienen nuestros dirigentes, y que a estos agregara a: Capriles Radonski, Leopoldo López, Julio Borges, Ramos Allup, Freddy Guevara, María Corina Machado, Lilian Tintori y Luisa Ortega, para ver quiénes salen "chispeados".




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