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19 de abril de 2024





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Confusión e ignorancia en la "nueva clase"
Parte considerable de los problemas de orden teórico y que se reflejan con crudeza en los hechos prácticos y cotidianos, en el llamado proceso revolucionario venezolano, es la crasa y notoria ignorancia de los miembros de la “nueva clase” hoy en el poder, en torno al pensamiento marxista.
Walter Castro Salerno | walterjosecastro@yahoo.es

12 Ago, 2017 | El análisis crítico de la evolución humana, a mediados del siglo XIX, alcanzó una elevadísima cota de originalidad y rigor científico con la obra de Carlos Marx. Lo hizo tanto por la filosofía concebida para el examen histórico de los hechos sociales y económicos desde los albores de la civilización, como en la metodología empleada para estudiar las contradicciones generadas en el seno de la sociedad, durante el complejo proceso de producción, distribución e intercambio de bienes, la acumulación de capital, el surgimiento de la plusvalía y numerosas otras importantes categorías. De estas últimas ciertamente, el concepto de lucha de clases. El antagonismo entre éstas, por el control de los medios de producción, culmina, las más de las veces en forma inatajable y violenta, por la suplantación del orden anterior, compuesto por un conjunto de “superestructuras” (la cultura, la religión, el derecho y las instituciones jurídicas, las tradiciones, etc.) las cuales expresaban el poder de quienes detentaban la antigua hegemonía.

Parte considerable de los problemas de orden teórico y que se reflejan con crudeza en los hechos prácticos y cotidianos, en el llamado proceso revolucionario venezolano, es la crasa y notoria ignorancia de los miembros de la “nueva clase” hoy en el poder, en torno al pensamiento marxista. Ello tiende, en líneas generales, a su tergiversación, adulteración, manoseo chimbo y demagógico, cansona repetición dogmática de frasecitas y clichés. Pero sobre todo a una terrible confusión. El objetivo es que nadie piense o discuta. Como a la “nueva clase”, la cual parasita y copa el Estado con sus familiares y “enchufados”, usufructúa la plusvalía generada en las empresas expropiadas, las divisas, las riquezas y recursos nacionales, lo único importante y necesario es la preservación a toda costa de sus privilegios y de “su” hegemonía, pues al carajo la ideología. Pulverizada ésta, como la moneda nacional ante la hiperinflación, lo que priva es, como ya sabemos, confusión.

Desorden mental. Indigencia intelectual. Tal es así, con el concepto marxista de la lucha de clases. Marx jamás habló de pleitos racistas. Aquí han hablado de “lucha de razas”. Según algunos en Curiepe o Cariaco, El Callao, en Guinea o el Congo o Harlem, conformados mayormente por afrodescendientes, pues no habría lucha ni antagonismos de clases sociales. Tampoco estos existirían en el seno de comunidades indígenas. Es indispensable un serio y disciplinado esfuerzo, especialmente de los jóvenes en el estudio, análisis y consecuencial debate de este y muchos otros complejos temas. Sólo así podrán irse desmontando uno por uno, los peldaños con los cuales escaló y se empinó hacia el control omnímodo del poder, “la nueva clase”.




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