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Menos mal y por lo menos
La retórica oficial machacaba, día y noche sobre los males que agobiaban y destruían al venezolano y hundido a la República en el cenagal donde se hallaba y que ahora supuesta y milagrosamente quedarían enterrados. Ahora sí y, de verdad verdaíta, para siempre.
Walter Catro S. walterjosecastro@yahoo.es

16 Sep, 2017 | En la aurora del proceso revolucionario venezolano, autodefinido como bolivariano, allá por el año 2000, cuando todo era, tal la juventud: promesa, fuerza, sueño e ilusión, no eran infrecuentes duras y despectivas alusiones de la mayoría de los venezolanos al pasado ominoso dejado atrás.

La retórica oficial machacaba, día y noche sobre los males que agobiaban y destruían al venezolano y hundido a la República en el cenagal donde se hallaba y que ahora supuesta y milagrosamente quedarían enterrados. Ahora sí y, de verdad verdaíta, para siempre.

La descarada, galopante corrupción que hacía metástasis en la administración pública y las fuerzas armadas. El nepotismo y compadrazgo en los cargos del gobierno y los partidos políticos. El caótico estado de los servicios públicos, la erosión del salario, la ruina de universidades, de la ciencia criolla y de las técnicas, el “puntofijismo” entreguista y depredador.

La censura y represión generalizadas. Todo acabaría por obra y gracia del vendaval revolucionario. El país entero se mutó en un inmenso e hirviente laboratorio. Y fuimos al escenario internacional como si estrenáramos lengua, y hubiésemos sido una nación huérfana de historia, miserable.

Se inició un proceso, si bien difícil debido a los cambios que pregonaba pero que no ejecutaba, cargado de torpezas y errores. Facilitador precisamente para que rebrotaran todos los males del ayer maldecido. Pero esta vez a una escala mucho más terrible y elevada. Hiperinflación, con precios en la estratosfera, escasez casi absoluta de víveres, medicamentos e insumos, corrupción desatada y permeando todo el cuerpo de la administración pública y las fuerzas armadas.

Dos expresiones caracterizan ahora la vida cotidiana del venezolano: Menos mal que conseguimos hoy esto o lo otro y por lo menos no vinieron los malandros, tenemos algo de agua y hubo corte de luz, pero a lo mejor dentro de un rato la ponen.




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