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La Sierra del Valle de La Margarita (I) En este estar mañanero | en esta Cima de arrullos | los sapitos y cocuyos | en su ambiente jardinero! | La Virgen marca el sendero | entre musa y poesía | una tierna melodía | se nos viene en la Postal | en las notas de un Turpial | EN MEDIO DE LA ALEGRÍA! Perucho Aguirre
21 Sep, 2017 | Una tenue campanada | abre el portón de la aurora | Y un gallo nos la decora | anunciando la alborada! | Hay olores a empanadas | al rayar el nuevo día | Mientras el clima rocía | hay agite en la cocina | ¡Despluman una gallina | CON CÁNTICOS DE FULÍA! La Parranda enfrenta el frío | y el solfeo becerrero | es canto de ordeñadero | que hace en la res, extasío! | Candoroso el pío-pío | del nidal bajo el fogón | se nos planta la emoción | en un solo de mujer | ¡Que viendo la leña arder | LE IMPROVISA AL TINAJÓN! En este estar mañanero | en esta Cima de arrullos | los sapitos y cocuyos | en su ambiente jardinero! | La Virgen marca el sendero | entre musa y poesía | una tierna melodía | se nos viene en la Postal | en las notas de un Turpial | EN MEDIO DE LA ALEGRÍA! Esta es nuestra Sierra. La Sierra que invocamos, veneramos y por la que pedimos protección, indefinible afecto. No es un pulmón ¡Son infinitos pulmones que, como a todo en La Margarita, hay que defender lo que nos cueste la carta. Porque en ella y con los taparos hacen las totumas que nos sirven hasta de ponchera, de vasos, de plato hondo y son como nuestro venerable limón. ¡Esos taparos de ahí, como la Tierra de La Sierra, sirven de todo y para todos los margariteños… ¡Qué no dirá el Dátil, cuando alguien pasa –un pescador, se diría- con un sombrero de Cogollo muy orondo a marinerear el sustento en su amigo infinito… ¡El Mar!… ¿Azul?
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