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La única alternativa
Esta situación debe despertar una conciencia en toda la sociedad, para ayudar a sanear lo corrompido y no contribuir con las críticas destructivas, la indiferencia, la negligencia, o la complejidad, a un desenlace fatal o no querido.
Mireya Mata | mireyamatanota@gmail.com

27 Sep, 2017 | En lo político, en lo social, en lo soberano, en lo económico, que tenemos para sacar a flote el barco, es la Revolución Bolivariana y su actual gobierno.

A pesar de todo y con las fallas que le agreguen, ha podido evitar el naufragio en las turbulentas aguas del mar, agitado por los huracanes del odio, de la maldad, de la manipulación, del egoísmo, de la violencia, de la ignorancia, de la indignidad, de la bajeza, del servilismo, de la negación del sentimiento patrio, que los lleva a la entrega y rendición de nuestros valores humanos y recursos materiales al mejor postor, al dominador imperial que no deja de lado su plan de tragarse los recursos de todas las naciones a través de las artimañas, con forjamiento de situaciones, las comunicaciones manipuladas, el desabastecimiento alimentario, el ataque a la moneda, la amenaza frontal y descarada contra un gobierno (presidente y su equipo), que resiste prodigándose con todos los recursos de los cuales dispone para paliar la situación, amparando sobre todo a los más desposeídos.

Sin embargo, dentro del país afloran cada vez más una legión de corruptos, que se aprovechan del poder para cometer sus fechorías, para ello se han valido de instituciones como el Ministerio Público, que debía actuar y divulgar para imponer la justicia e hizo todo lo contrario en proporciones nunca vistas o al menos reveladas.

Esto ha desencadenado un cúmulo de dificultades para el gobierno, que aunado al ataque de las sanciones financieras impuestas desde el Norte, se ve obligado a sobrevivir con esfuerzos sobrehumanos.

Esta situación debe despertar una conciencia en toda la sociedad, para ayudar a sanear lo corrompido y no contribuir con las críticas destructivas, la indiferencia, la negligencia, o la complejidad, a un desenlace fatal o no querido.

Conciencia para denunciar lo que se deba, no abonar conductas impropias para el fin que se persigue, la rectificación de lo torcido, la actuación consciente y cónsona con el bien común, la defensa a ultranza de nuestros valores patrios y recursos naturales, con la bandera de la soberanía, la independencia y la integridad de nuestro suelo. Es decir, Venezuela libre, independiente y soberana. Excelente el discurso de nuestro canciller en la ONU. Claro y preciso.




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