8 Nov, 2017 | Huyen cobardemente. Nunca asumen sus responsabilidades, ni reconocen sus errores. Se refugian en embajadas. Se declaran perseguidos políticos, cuando sus delitos los han cometido en flagrancia, quiere decir, a la luz del sol.

Toda Venezuela los vio y escuchó por cuatro meses llamar a la violencia y cometer todo tipo de barbaridades. Según investigaciones de la Comisión de la Verdad, expuestas ante la ANC, se cuentan más de cuatro mil acciones de violencia, con el resultado de aproximadamente 120 fallecidos y miles de heridos. Utilizaron armas de fuego contra funcionarios, incendiaron unidades de transporte, comercios, bancos privados, centros materno-infantiles, asaltaron locales de acopio de alimentos, instalaciones militares, centros electorales para impedir el derecho al voto.

Quemaron 29 seres humanos vivos, de los cuales murieron nueve. Todo está grabado y documentado y todavía son tan falsos y mentirosos, que pretenden calificarse como perseguidos políticos ante el mundo. Por esas "pequeñas" cosas, la ANC aprobó la continuación del juicio a Freddy Guevara, uno de los cabecillas de las guarimbas, quien no merece ni una cuartilla en los medios, por tan despreciable conducta y actitudes.

Recordarlo es repugnante. Solo se podía esperar de él lo que hizo. Huir cobardemente y mostrarse como un completo fraude. Una deshonra para el país. Nada menos que vicepresidente de la AN, que en mala hora llegó con el voto de unos cuantos irreflexivos, confundidos e inconscientes, quienes solo obedecieron a los impulsos elementales de los seres humanos, cuando se dejan influenciar y arrebatar los principios.

Como consecuencia, obtuvieron una mayoría eventual, sin mérito alguno para la función que debían cumplir: legislar para la solución de los distintos problemas del país. Sin embargo, solo se ocuparon de alentar la violencia, para buscar la desestabilización, tumbar al gobierno y acabar con la revolución bolivariana. Por eso las agresiones y los lobbies internacionales, en la búsqueda de una intervención militar extranjera, en un clarísimo hecho de traición a la patria.

Ahora, cuando llega la justicia, este personaje se asila en la embajada de Chile, país que forma parte de la gran conspiración internacional contra Venezuela. Así se convierte en cómplice y encubridor de un sujeto que ha cometido delitos graves contra la nación.