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20 de abril de 2024





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¿Y mis pastillas?
Pero es el pueblo quien paga el pato porque los ricos, los enchufados y los hombres del gobierno no tienen necesidad por falta de medicamentos. Corresponde a los hombres del gobierno detener esa mortandad masiva que ocurre en el país porque mueren miles de hermanos venezolanos ante la mirada complaciente de funcionarios del gobierno y empresarios que juegan a la perversidad política.
Manuel Ávila

8 Nov, 2017 | La apertura del canal humanitario al parecer no fue de las propuestas más importantes del gobierno y la oposición en las elecciones de gobernadores del mes de octubre y tampoco serán parte del debate de las elecciones de alcaldes del 10 de diciembre. Pareciera que al Gobierno nacional y a sus mentores no les interesa la salud de los venezolanos, la salud de ese pueblo que se muere a menguas en medio de la debacle económica nacional. Por eso la gente anda pidiendo a gritos sus pastillas y nadie le da respuestas importantes.

De todos lados salen culpables por la escasez de medicamentos que no se consiguen ni en las farmacias, ni en los supermercados, ni en las droguerías, ni en las clínicas, ni en ninguna parte del país. Se mueren los pacientes de todo tipo de enfermedades por falta de un antibiótico, de un antihipertensivo, algún producto contra el cáncer o contra la diabetes. Es una calamidad enfermarse en este país y entramos a la rada de tragedia cuando se trata de tomar medicamentos cada día.

Pero es el pueblo quien paga el pato porque los ricos, los enchufados y los hombres del gobierno no tienen necesidad por falta de medicamentos. Corresponde a los hombres del gobierno detener esa mortandad masiva que ocurre en el país porque mueren miles de hermanos venezolanos ante la mirada complaciente de funcionarios del gobierno y empresarios que juegan a la perversidad política.

No en balde las consignas de abrir el canal humanitario han estado en el tapete por muchos meses y han ocupado centimetrajes importantes en los medios de publicidad para montar sus bocetos de la muerte.

Miles de muertes ocurren cada semana, cada mes y no hablemos de los discapacitados que quedan inhabilitados para la vida por accidentes cerebrovasculares, infartos y lesiones cerebrales que dejan secuelas importantes en la sociedad venezolana.

No ha ocurrido una tragedia similar en otras naciones del planeta porque los gobiernos
son responsables con sus ciudadanos y están pendientes de la salud de su pueblo.

Venezuela se muere a menguas, boquea ante la mirada de rapiñas a quienes no les duele su pueblo, por la desidia de sus empresarios y de un gobierno irresponsable que solo apuesta a quedarse en el poder a costa de lo que sea. Por ahora no hay medicamentos y los ciudadanos están condenados a la muerte. Qué tristeza.




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