21 Ene, 2018 | "Me han comentado, sobrino, que usted y que ha estado vagabundeando mucho por el feibu. Cuénteme qué ha encontrado en ese coroto".

Definitivamente uno nada puede hacer que el tío Caballo Rojo no se entere. Le digo que encontré que mucha gente se dedica a criticar de lo humano y lo divino por las redes sociales, gente que dice ser contraria al gobierno pero que ataca cuanta acción, buena o mala, que emprenden los partidos y personalidades del mundo político en su lucha contra el régimen y, lo que es peor, culpa al ciudadano común de las atrocidades que cometen los bolivarianos en lugar de alentarlos a enfrentarlas.

En vista de eso, se me ocurrió llamar a los margariteños a encontrarnos para intercambiar ideas sobre cómo accionar para contribuir a que se produzca la rectificación y el cambio, tanto en el gobierno como en los partidos opositores, o sea, que los ciudadanos se metan en la lucha por ayudarnos todos a salir de esta crisis que amenaza con aniquilar al país.

Le cuento que tras una semana con la campañita, invité para encontrarnos el viernes pasado en la Lira de La Asunción, a las 10 de la mañana, y me fui allí acompañado del libro "Adiós al siglo XX", del poeta Eugenio Montejo. Para hacer más corta la historia, nos vimos cinco ciudadanos que, tras conversar durante casi una hora en la cual cruzamos ideas sobre la crisis y acciones que se podrían tomar, decidimos convocar de nuevo para el próximo viernes a las 10 de la mañana en el mismo lugar, y así lo estamos haciendo. Reiteramos la invitación a los margariteños sin excepción, así como a los gremios profesionales y sindicatos.

"Me parece, sobrino, que esa experiencia permite confirmar que mucha gente que le gusta hablar pistoladas por el feibu, espera un milagro celestial que resuelva el problema de los venezolanos sin moverse de sus poltronas, cosa que nunca pasará".

Señala, por otro lado, que le encanta la iniciativa que tomé, porque a pesar de parecer un tanto ingenua y soñadora, es en su criterio, absolutamente correcta y pertinente, dado que -como comentó anteriormente- si la vanguardia política no acciona, los ciudadanos están obligados a hacerlo para su propia salvación.

"Me alegra que estén persistiendo en ese llamado y convengo conque estos son momentos en que hay que actuar y, sin piedras ni palos, hacerle ver al Embustero y sus secuaces que la gente no se echará a morir de mengua, como tampoco esperará por los partidos políticos para salir a defender su derecho a vivir decentemente y garantizar el futuro de las nuevas generaciones. Verdaderamente, es la hora del ciudadano".