9 Feb, 2018 | Por culpa de cuatro o cinco dirigentes de igual número de partidos, de paso algunos que por falta de seguidores no pudieron validar, casi catorce millones de opositores, ¿tendremos que aguantar otros seis largos y sufridos años de la más férrea unión cívico-militar, o mejor dicho dictadura? ¿Será posible que la abstención a la que desesperados, obtusos, irresponsables y acomodaticios están llamando los cultores de la antipolítica, conduzca a Venezuela hacia el patíbulo? ¿Por qué, ahora, quieren cercenarle el derecho a elegir que el pueblo tiene, para salir de la pesadilla comunista, cuando bien saben los profetas del desastre, los mensajeros del sufrimiento, de la debacle, que solo a punta de votos, mayoría consistente, firme, poderosa, es que podemos defenestrar a los que secuestraron y destruyeron a Venezuela? ¡Fácil! Porque de antemano se saben derrotados en sus particulares aspiraciones, que no son las del colectivo, por cierto, y buscan taparse con la abstención el enorme rechazo que tienen entre el pueblo. Esta sola razón es suficiente para entender su enfermizo llamado. Desde luego que, no sin asombro, millones de demócratas en el mundo entero por igual consideran insólito que sean algunos pretendidos líderes del pueblo los que precisamente condenen al pueblo a seguir soportando el desgobierno de Maduro y, con su reprobable actitud, atornillando en el poder al comunismo. ¿En qué cabeza cabe que algo así ocurra, que se desprecie el voto, única herramienta con la cual, ley en mano, pacífica, cívica y determinante se puede cambiar a tanto ineficaz, incapaz y corrupto que lleva dos décadas haciéndole inmenso daño a Venezuela y a los venezolanos? Ante esta verdad, lo que nos queda, a los que sí amamos la Patria es que, sin titubeo alguno, salgamos a votar.