11 May, 2018 | Nuevamente ha querido El Altísimo Señor de los Cielos y la Tierra bendecir a Venezuela, golpeada en extremo y su pueblo sufriendo los duros embates de la mayor crisis que haya registrado toda su historia.

Alejada de todo matiz político, esta sentida crónica pretende celebrar que tenemos otra Santa, lo que alegra el corazón de los venezolanos en medio de tanta frustración y desesperanza.

La significativa Beatificación de la Madre Carmen Rendiles, que Francisco, el Papa, concretará próximamente, debemos entenderla como un regalo, mejor un bálsamo, que nos brindará consuelo por la vía de la oración, tan necesaria en estos tiempos duros, difíciles, terribles.

Su ejemplar vida dedicada a la veneración del Santísimo, Madre Carmen la cumplió con fidelidad extraordinaria. Destacó la entrega también a tratar de resolver las angustias de los pobres más pobres de todos los pobres. Nobles y abnegadas tareas que la ubican con toda propiedad entre las mujeres que mejor representan el valor, la firmeza, dedicación y sacrificio, que tendrán por siempre las venezolanas.

La Madre Carmen ya está, —y es un orgullo el afirmarlo—, entre las lideresas y heroínas que en nuestra nación ganaron la otra guerra, la del bien contra el mal, junto a sus pares la Madre Emilia, la Madre Candelaria, y el Venerable José Gregorio.

Resulta grato al alma testimoniar que la fe no está del todo perdida en nuestro pueblo. Sabernos una nación bendecida por El Todopoderoso anima. La figura, su mensaje,
su historia —modesta si se quiere—, y en ello radica su grandeza, servirá de guía al pueblo creyente de Venezuela, agradecido por tenerla en poco tiempo en los Altares.
La Madre Carmen será otra luz que iluminará el duro camino que el país entero habrá de transitar hacia el urgente e impostergable reencuentro con la paz social, el respeto plural, el progreso y desarrollo.