6 Jun, 2018 | Con miras a la reconciliación, se han implementado medidas muy atrevidas y valientes para otorgar libertades, algunas plenas y otras condicionadas, a los políticos violentos responsables de las llamadas guarimbas. Ellos cerraron calles, quemaron escuelas, asaltaron maternidades y lo más grave, lo nunca visto en este país, quemaron gente viva. Demonios sueltos, que causaron destrucción, muertos y heridos, con el único fin de tumbar al gobierno. Pero el perdón es infinito, lo hizo Chávez cuando salió con el crucifijo, luego del golpe de Estado y lo repite Maduro, convencido de que es el mejor camino hacia la paz y el reencuentro, para lograr el desarrollo y acabar de una vez por todas con la guerra abierta y declarada del imperio y sus lacayos, causante de la hiperinflación y demás males económicos que nos azotan. Ojalá así sea y agradezcan ese hermoso gesto del presidente. Uno no sabe. Lo cierto es que salen a la calle estos demonios en libertad. Mientras cumplan las condiciones impuestas, se mantendrán libres. Si fallan, se revoca la medida, vuelven a su sitio de reclusión y ya no podrán recibir otra sustitutiva. De ellos dependerá. Extraña dictadura esta, que soltó al espía norteamericano Joshua Holt y a todos estos violentos que causaron graves daños al país. Estas medidas servirán para comprobar si realmente existe en los beneficiados una disposición de cambio de conducta o, por el contrario, persiste el ánimo de desestabilizar. El tiempo lo dirá. Esperemos que no sea amargo el fruto de la experiencia y las consecuencias perjudiciales al país. Confiemos en Dios para vencer a tantos demonios sueltos. Sin embargo, el propio Maduro dijo que algunos pequeños grupos siguen conspirando y también vimos como uno de los beneficiados, responsable de la muerte de motorizados por las guayas asesinas, lejos de agradecer salió a maldecir y a insultar a Maduro, junto con su hija. De tal palo… También tenemos otro motivo de preocupación, con la última perla del traidor Santos, quien presentó como un trofeo el ingreso de Colombia a la OTAN, colocándose así a la zaga de la historia en un hecho torpe y vil, que afecta la seguridad de la América Latina. Ahora tenemos un motivo más para cuidarnos de este vecino peligroso. Dios nos guarde y nos salve de tantos demonios sueltos. Amén.