19 Jun, 2018 | Lo que viene ocurriendo con los presos políticos es triste, lamentable y vergonzoso. Todavía se recuerda la insólita muerte de Franklin Brito en huelga de hambre por reclamar sus tierras que le fueron arrebatadas por el gobierno. Los presos políticos son objeto de todo tipo de vejámenes y humillaciones en las mazmorras del régimen. Algunos tienen orden de excarcelación que no son respetadas ni acatadas por la policía política, porque no hay justicia ni Estado de Derecho. Los prisioneros políticos, civiles y militares, son mantenidos como rehenes, trofeos de caza y como instrumentos de negociación política.

Recientemente fue liberado por presiones del gobierno de Estados Unidos, Joshua Holt, quien fue detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), y que relató en su país todos los abusos y atropellos que sufrió durante su injustificada prisión.

Luego fueron liberados otros presos políticos que previamente fueron llevados a la Casa Amarilla, sede de la Cancillería, para un acto bufo, propagandístico del gobierno y allí, uno de ellos, el general Ángel Vivas, que presentaba un lamentable estado físico a consecuencia de las torturas a las que fue sometido, expresó una frase del Generalísimo Francisco de Miranda, "¡Muera la tiranía! ¡Viva la Libertad!".

Debemos mencionar el caso de los hermanos León Ramírez, que al ser liberados presentaban un avanzado y grave cuadro de desnutrición. Y ahora, nos enteramos de la liberación y expulsión del país del dirigente estudiantil Villca Fernández, medida inconstitucional y arbitraria del gobierno.

Son muchos los presos políticos que esperan su libertad plena y que hoy están sujetos al régimen de casa por cárcel y otras medidas como prohibición de salida del país y de declarar a los medios de comunicación como los comisarios Simonovis, Forero y Vivas, la jueza Afiuni, Braulio Jatar y otros.

Es oportuno señalar que el gobierno utiliza estas detenciones como una forma de intimidar y cohibir las justas protestas de la oposición, de su propia disidencia interna y del pueblo que sufre.

Sirva esta oportunidad para reconocer la loable, tenaz y desinteresada labor de los abogados adscritos a todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos que en medio de presiones y aberrantes decisiones judiciales han logrado la libertad de muchos presos de conciencia, detenidos solo por pensar distinto a los que sostienen este desastre. De la misma manera, reconocer la gestión de los gobernadores de Nueva Esparta, Anzoátegui, Táchira y Mérida.

Por último, es preciso destacar que los responsables de los delitos de tratos crueles, torturas y otras vejaciones a los presos políticos y sus familiares no van a escapar de la justicia y no habrá lugar donde esconderse ni excusas que justifiquen esta violación flagrante de los derechos humanos.