La empresa que funciona en Las Casitas de Punta de Piedras emplea a cientos de personas y aprovecha la materia prima. / Foto: CORTESÍA

30 Jun, 2018 | La empresa conservera “Perla del Sur”, con sede en Punta de Piedras, municipio Tubores, se mantiene activa y apostando al futuro. “La única forma que existe para echar adelante al país es produciendo internamente”, aseveró el presidente de dicha planta, Eduardo Núñez, quien lleva el “timón” de la compañía desde que salieron al mercado, en septiembre del 2014.

Destacó que como bendición de Dios y la Virgen del Valle, las sardinas han regresado a las costas neoespartanas, y ese arrime significativo representa que “hay una recuperación de la abundancia”, gracias a esta estratégica y económica especie proteica, justo en momentos de grandes dificultades para acceder a los alimentos.

FALTAN LATAS

Pero como no todo es perfecto, dentro de esta operatividad industrial de la planta, Núñez admite que tienen la limitante de los envases metálicos, con un déficit cercano a los 4 millones de latas mensuales, motivo por el cual han tenido que ingeniárselas para presentar el producto en bandejas y así es comercializado, sobre todo hacia tierra firme.
“Cada bandeja, ya lista y preparada, contiene 17 sardinas a las cuales les quitamos la cabeza, cola y vísceras. Ese empaque ha tenido gran receptividad en el ámbito nacional”, dijo Núñez, esperanzado aún así en que pronto lleguen los envases metálicos, los cuales son distribuidos por el ente ministerial de pesca y acuicultura. Sería la manera de poder dar más aprovechamiento a la planta.

Aun cuando no funciona al 100% de su capacidad instalada, asegura que generan casi 300 empleos. A la par apoyan a pescadores con el asesoramiento para acceder a créditos de la banca pública, destinados a la reparación y mantenimiento de sus botes.

HACEN SEGUIMIENTO

La empresa “Perla del Sur” tiene un convenio con la Universidad de Oriente, núcleo Nueva Esparta, y a través del departamento de Biología Marina, y con apoyo del docente e investigador Leo Walter González, desde hace dos años hacen un seguimiento del comportamiento de la sardina, en cuanto a talla, peso y tamaño, porque es un producto estratégico e importante y no le pierden de vista en ese horizonte promisor.

Con el arrime

Eduardo Núñez asegura que la relación que mantienen con los pescadores artesanales es “muy bonita” y ante las dificultades para obtener lubricantes de los motores fuera de borda, la empresa adquiere el aceite regulado, con apoyo del Gobierno nacional y lo entregan directamente a los dueños de trenes que les arriman el pescado, quienes a su vez trabajan con un centenar de marinos cada uno, en alianza de ganar-ganar.