18 Jul, 2018 | Y es un ejemplo en negativo de perseverancia. Lo vemos a diario en cada acción dirigida a desestabilizar los gobiernos progresistas de Latinoamérica y del mundo. La guerra asimétrica se ha extendido, la estimula el imperio como máximo representante del mal. Y lo siguen sus aliados o mejor, sus lacayos, quienes se prestan para las malas jugadas.

Allí tenemos a nuestro "hermano" vecino, hasta ahora gobernado por un santo y próximamente por un duque, quien ya comenzó a mostrar los cuernos. El diablo no duerme. De la Iglesia Católica se salva el Papa, quien recientemente expresó: "En lo que me toca, quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada".

Esto en relación con el caso de los obispos chilenos, sobre lo cual agregó que le han hecho sentir "dolor y vergüenza". Y esto vale para todo. Ya los representantes de la cúpula de la Iglesia venezolana dijeron que en septiembre le van a llevar un informe sobre la situación de nuestro país. Veremos cómo reacciona el sumo pontífice ante este infame informe, que ya conocemos. Jesucristo dijo que el diablo es padre de la mentira.

Ellos escalan y minan a todos los gobiernos que dirigen sus esfuerzos hacia los menos favorecidos. Ya vemos que bajo esta modalidad, que ya nosotros hemos sufrido, ahora están en Nicaragua, donde las acciones desestabilizadoras los comprometen, pues en las iglesias de ese país se han encontrado armas de todo calibre, inclusive dentro de las imágenes de los santos. Son manipuladores de la verdad y hasta de las creencias.

Definitivamente el diablo no se detiene ni duerme, no respeta nada y por ello lo menos que podemos hacer es estar claros sobre tales acciones y respaldar a los gobiernos víctimas, para evitar volver a regímenes con apariencia democrática, pero con prácticas oprobiosas y dictatoriales, tal como pretende el imperio, con sus programadas intervenciones, que han dejado una estela de muerte y destrucción por doquier. ¡Ojo! Vigilia permanente. El diablo no duerme.