19 Jul, 2018 | Siempre se ha dicho de los que escribimos: memorias, diarios, locuras de la vida, agendas de criterios personales y profesionales, poemas, novelas, prosas, que la personalidad del individuo se hace ancla que no garrea ni un milímetro. En nuestro retrato de carne, hueso, sangre y alma. Ahí plasmada orgánicamente y reflejada. Por eso es importante la seriedad, amor y formación profunda, sedimentada en lo que se escribe. Es un riesgo terrible dejar algo escrito, anotar o fijar definiciones en algún papel… Así sabemos de Cervantes, de la Biblia, de Dios, de Jesús, Luis Castro y Pedro Navarro González.

¡Por eso sabemos quien fue mi difunto abuelo Don Pedro Aguirre Guerra, autor del poema Margariteñerías! Del inolvidable Efraín Subero. Es duro y peligroso ponerse a inventar acerca de alguien que no se conoció, como le ocurrió al escritor monaguense José Ángel Ciliberto al escribir de Pedro Navarro González, después de fallecido, sin haberlo visto, jamás. Busquen el Libro de P.C Vásquez y Vásquez y lo sabrán. Y, basado en esa, pareciera simple aclaratoria, tengo en mis manos ese libro. Una joya: “Pedro Navarro González, su poesía y aspectos de su vida” de Pedro Celestino Vásquez y Vásquez, Periodista, escritor y poeta, profundamente conocedor de este porlamarense de excepción, Navarro González. ¡Qué poemas estos que leo las veces que pueda, de Pedro Navarro González! Fulgurantes. “¡Oh, imbéciles!” ¿Estoy loco ?... tal vez las multitudes podrán llamarme así, me importa poco… El genio tiene siempre excelsitudes que semejan los ímpetus de un loco… Fue loco Napoleón, cóndor gigante y loco fue Colón que cruzó el Atlántico… Loco Bolívar que en la selva oscura disparaba en incesante arrobo y el producto de su locura fueron Junín, Pichincha y Carabobo… Y en “Las Pupilas Malditas”, ¡Qué temática y estilo, denso, profundamente romántico y poético! Se nos presenta con una rima, que se encima en nuestro corazón enamorado y, en las infinitas profundidades del ser. Dice: “Hoy, me dieron tu Carta, vida mía ¿ Qué me dirá tu carta ? porque no sé leer; te leo con los labios, con el pecho, con la voz, con el alma y con los ojos”… y no acierto a leer por donde es que se empieza a leer una carta ¿Por dónde? ¿Será por aquí?... ¡Yo lo supiera!... El tomillo… Aquí aroma la escritura ¿Dónde es que ella me llama “Prenda mía”? ¿“En qué renglón ella me dice que la espere”?... “¡Los únicos culpables son mis ojos…! Pupilas traicioneras y cobardes y de enigmáticos alardes…” ¿Qué les parece? y es solo un fragmento… Ahí están sus poemas, en este maravilloso libro y está él, Pedro Navarro González, diciéndonos quien es, aunque de su vida de niño y adolescente, escrita por otros, se diga muy poco. El poeta lírico, de prosa sustancial y amena; rica, la rima respetada y anhelada en los senderos agudos como los del Puerto que pidió para morir y, ahí está, anclado como ancla que no garrea ni un milímetro en su Pueblo de La Mar. Me limito solo a Oh, Imbéciles y Las Pupilas Malditas.

Consigan este libro y, algún día, hablaremos acerca de Pedro Navarro González y de su pasión y amor por La Margarita de sus obsesiones. Es así y, en nosotros, los verdaderos margariteños es natural y, en muchos de los que se han quedado, han venido de otras regiones y patrias.

Poemas que saben y huelen a prisión, a Rotunda, a Castillo de Puerto Cabello, y a romántico mar que penetran en nuestra sangre y, qué hermoso… ¡Hacen de nuestro corazón un solo torrente sanguíneo en un solo poema…! ¡El de Pedro Navarro González, la Vida y El Amor!

¿Azul?