Porlamar
18 de abril de 2024





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El viejo Roberto, buceador de recuerdos sumergidos
Él y Cipriana de Vásquez fueron, ambos, manantiales para mí... Y fuí seguidor incansable, amigo, el más ilustre hijo de corazón y sangre de sus décimas y trovos. Coplas y cuartetas. Él, el Viejo y, yo, el niño! Él, colmado de salitres y rumbos, nutritivo y yo, escaso, remoto, ausente. Él, el Viejo Roberto. Pescador de anzuelos y carnadas vivas como la viva estampa del cardumen.
Perucho Aguirre

23 Ago, 2018 | Algunas veces el recuerdo se regresa para hilar una lágrima sentida. Dolor asimilado de una sonrisa encendida. Algunas veces, cuando iluminan arrecifes y la reminiscencia impregna, el recuerdo es crisol de prismas, cromáticos, rehaciendo infinitos caleidoscopios que renuevan nuestra estancia, fulgor y reencuentros. Entonces el recuerdo vierte sus costosísimas chimeneas y explaya sus multitudes paternas.

Colores originales y se regresa, adorable y travieso para entonar sotaventos y barloventos. Adultez. Ondular bandadas y resaques, humildad. Yo vivo de recuerdos clamorosos. ¡Sueño! Cuando regreso a las dos calles porlamarinas que me hicieron posible, esos ilustres recuerdos me regresan y vuelvo a ver la vieja película de contemplar lo que más quise, admiré. Es así, como de niño me hice soldado de quien fuera materia prima incalculable.

Él y Cipriana de Vásquez fueron, ambos, manantiales para mí... Y fuí seguidor incansable, amigo, el más ilustre hijo de corazón y sangre de sus décimas y trovos. Coplas y cuartetas. Él, el Viejo y, yo, el niño! Él, colmado de salitres y rumbos, nutritivo y yo, escaso, remoto, ausente. Él, el Viejo Roberto. Pescador de anzuelos y carnadas vivas como la viva estampa del cardumen.

Catalejo, serviola, vigía. Para Roberto Hernández, El Viejo Roberto no hubo diferencias entre un lance de corocoros y un lance de amoríos. Lugareño de la amistad y hombre de estar siempre surto en mí, tanto que penetró la epidermis de mis sentimientos y la pleura de mis sangrías. Buzo de sentimientos y piragüero de las palabras...¡Mocoché… Mocoché, tócale bien las maracas, cuando lo veas a tu lado!... Y cántale Aniceto García, la décima que él mismo se hiciera, para él... "Con R mi nombre escribo / la O que más atrás tiene / otra letra le conviene / que es B para dar sonido / E y R de seguido / mi nombre en pronunciación / T y O la terminación / no lo debes ignorar / Robledal es mi lugar / mi pronombre Salvador... Con esta nueva travesura de marcharse del Viejo Roberto también estoy de luto y gracias, muchas gracias a quienes me acompañaron. ¡Mi más sentido pésame...!

/ Recuerdos por Basilisa / Por quien fue luz y destello, /
/ ¡Cantor que le puso sello / a la Décima precisa. /
/ Lo tengo aquí en mi repisa / retratado en un falucho /
/ Al Cantor del Ayacucho / y también a "Rico Rico", /
/¡Compai Beltrán, Robertico / ¡Mis condolencias...Perucho”!/
¿Azul?




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