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El país que somos...
Se nos estudia porque afuera no se entiende cómo, violentando las leyes, Contitución por delante, el gobierno hace y deshace a su libre antojo, entre el empleo de cruda represión y el populista reparto de dádivas denominadas bonos, mientras crece a paso agigantado el hambre, la pobreza, la miseria y regresan, después de tantos años derrotadas, endemias como el sarampión, la difteria y el paludismo
Ángel Ciro Guerrero/ angelcirog@hotmail.com

17 Ago, 2018 | ...Es uno objeto de estudio en las principales universidades del mundo. Entre otras muchas y poderosas razones, por las siguientes: ser ejemplo de cómo un gobierno pudo, de la noche a la mañana, convertirlo en pobre cuando venía siendo una de las naciones más ricas de la tierra.

Se nos estudia por tener una revolución que prometió felicidad e igualdad para todos, pero resultó probadamente excluyente.

Se nos estudia por tener una asamblea constituyente, votada sólo por la militancia oficialista, minoría, en exclusiva dirigida a defender al fracasado gobierno, pretendiendo quitarle el poder a la Asamblea Nacional que lo ejerce por voluntad de la mayoría popular y democrática.

Se nos estudia por ser un país en el que, desde hace veinte años, impera una revolución militarista que se disimula teniendo un presidente civil, donde toda clase de prebendas las reciben afortunados castrenses, a voz en cuello declarados socialistas, chavistas y antimperialistas, pero miedosos de identificarse como comunistas, junto a dirigentes políticos que entre ellos se llaman camaradas y son conocidos como enchufados.

Se nos estudia porque afuera no se entiende cómo, violentando las leyes, Contitución por delante, el gobierno hace y deshace a su libre antojo, entre el empleo de cruda represión y el populista reparto de dádivas denominadas bonos, mientras crece a paso agigantado el hambre, la pobreza, la miseria y regresan, después de tantos años derrotadas, endemias como el sarampión, la difteria y el paludismo.

Se nos estudia por ser, también, el único país en el gobo donde se precisa, con extrema urgencia, de ayuda humanitaria sin que se tenga guerra civil declarada o haber sido presa de alguna tragedia natural. Pero es necesaria recibirla porque, aunque el gobierno se empeñe en negarlo, se nos mueren de hambre niños y ancianos, igual por falta de medicamentos.

Se nos estudia para saber por qué aquí no se siembra, prefiriéndose importar todo, promoviendo así el desabastecimiento, tan creciente como peligroso de toda clase de productos. La especulación ha adquirido ya tales dimensiones que falta poco para que implosione un verdadero enfrentamiento entre pueblo y comerciantes.

Se nos estudia porque tampoco afuera se entiende cómo el gobierno y la autoridad militar guardan cómplice silencio cuando se sabe que la corrupción campea en cualquier alcabala, público, notorio y vergonzoso hecho que se reproduce en las oficinas gubernamentales.

Se nos estudia porque cuesta comprender que la ineficacia reine y un presidente, reelecto, es ahora cuando promete acomodar el país que en su anterior gestión desbarató completamente.

Se nos estudia para buscar, misión imposible, por qué y en qué el gobierno comunista, que se califica de capaz, sensible, democràtico, protector del pueblo y honesto administrador del tesoro nacional dilapidó, por decir lo menos, varios billones de dólares que al país le ingresaron por concepto de la venta de petróleo.

Se nos estudia para conocer, sería un milagro lograrlo, por qué un gobierno que tanto daño le ocasiona al país y a su gente gana, fácil, elecciones, muchas convocadas a su conveniencia, como a su conveniencia actúa, sin dilaciones, el organismo electoral nacional.

Se nos estudia para averiguar dónde está la guerra económica, porque no la encuentran por ninguna parte, a la que el gobierno achaca haberle impedido obtener resultados positivos con las numerosas medidas que inventó para recomponer la quebrada economía.

Especialistas en tan delicada materia, conocidos en los cinco continentes están, como los venezolanos, asombrados por tanto fracaso continuado, a la espera de los nuevos decretos que el lunes 20 anunciará Maduro. Para verle el queso a la tostada.

Porque, como país, ya somos caso raro. Antes nos distinguía el ser una nación pujante, disparada al progreso y desarrollo; en paz; con los militares en los cuarteles, donde deben estar, comandando tropa, y los civiles manejando la economía, la industria, la ciencia, la salud, la educación, las obras y servicios públicos, Pdvsa. En fin, al frente de un país realmente democrático, cuyos gobiernos eran del pueblo, para el pueblo y trabajaban por el pueblo.




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