21 Ago, 2018 | "¡Bochinche, bochinche!, ¡esta gente no sabe hacer sino bochinche!". Lo dijo Francisco de Miranda al ser detenido, encadenado y encerrado en un calabozo por sus correligionarios, entre ellos Simón Bolívar, el 31 de julio de 1812, acusado de traidor por capitular ante Domingo Monteverde, dando fin a su participación en nuestra lucha de Independencia y marcando su duro camino hacia la muerte, sucedida cuatro años después en el arsenal de La Carraca, provincia de Cádiz, en España.

La frase deja ver que por lo menos, desde aquella fecha, la vida nacional ha estado signada por el desorden; viniendo a la actualidad porque ayer marcó el arranque del vigor del bolívar soberano; el cual primero fue anunciado como una moneda con tres ceros menos que el bolívar ¿fuerte?, y luego, por obra y gracia del bochinche madurista, fue despojado de un borrón de dos ceros más, poniendo a todos a correr, como nuevos Beremís Samir, el protagonista de "El hombre que calculaba", multiplicando, sumando, dividiendo y restando para saber cómo cobrar por trabajo o servicio, por vender o comprar, o por cualquier transacción dineraria en Venezuela. Es más, es tanta la locura, que hasta Conatel se vio en la necesidad de habilitar una aplicación para calcular la equivalencia de bolívares fuertes a soberanos ante la desinformación e incertidumbre existentes.

Al despelote se sumó un componente esotérico, digno del ocultismo, al que no entienden ni los maduristas más preparados (si es que existen, por supuesto), como lo es el enunciado de que el bolívar soberano estará "anclado al petro". ¿Acaso la nueva moneda es una especie de barco y el petro un muelle?, ¿o existe alguna explicación racional a tan disparatado planteamiento?, porque la verdad es que al fulano petro ningún pata en el suelo le ha visto la cara, quizás por su carácter críptico y vedado al vulgo, pero sí lo conocen bien algunos enchufaos, quienes lo minan con más entusiasmo que si estuvieran sacando oro en El Callao.

Con la vigencia del nuevo cono monetario y con el salario mínimo fijado en 1800 bolívares soberanos (180 millones de bolívares de los ahora añejos), tanto especialistas en finanzas como el pueblo llano coinciden en que se nos viene encima una escalada de precios en productos y servicios (por ahí humea el de la gasolina), que hará más dura la ya casi inhumana existencia de los venezolanos. Por tal razón y para hacer frente al "viernes rojo", a través de las redes sociales y de manera anónima en su formulación, están convocando para el día de hoy a un paro o huelga nacional contra el paquetazo de Nicolás, al que catalogan de apocalíptico Frankenstein económico.