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La alpargata suela de caucho es identidad
Los hombres se dedicaban al trabajo fuerte, desde sacar las tiras de caucho hasta la pegada, los adolescentes, antes de ir a la escuela también "pegaban" taloneras y capelladas, mientras que el trabajo de las mujeres consistía en "echar" y pegar los cortes.
Verni Salazar

20 Sep, 2018 | La artesanía tradicional neoespartana es de tipo utilitario, pues todo lo que se produce es puesto al servicio para satisfacer las necesidades del insular, que al verse rodeado de mar por todas partes y estar aislado de la tierra firme, se vio en la tarea de buscar cómo facilitarse su estancia en estas islas; así logró crear una serie de productos que constituyen un verdadero emblema en lo que se refiere al patrimonio cultural tangible en la producción de bienes muebles, y que forman parte de nuestra identidad, la puesta en valor de los que están en la precaria situación de abandono, ya sea por materia prima, por desuso o por simple descuido, es compromiso de todos.

Así tenemos la confección de la alpargata suela de caucho -calzado de origen hispano-árabe-, que fue de gran relevancia económica en el municipio "Antonio Díaz" del estado Nueva Esparta para las décadas de los 40, 50, 60 y 70, convirtiéndose en una próspera industria, destacándose por su utilidad y especialmente por los materiales con que se construye, por presentar la variante de su suela del neumático que ya no se utiliza.

En tiempos pasados fue el calzado por excelencia, no solo de los margariteños, sino también de campesinos y pescadores del Oriente del país. El municipio Díaz llegó a tener más de 40 alpargaterías grandes y muchísimas domésticas, que estaban esparcidas por todos los caseríos: El Espinal, Boquerón, Agua de Vaca, Las Barrancas, Las Villarroeles, Vergel, El Tuey y Los Fermines.

Las que generaban mayor cantidad de empleos eran las de Julián López y Chuchú Fernández en Boquerón y las de Miguel Ángel Salazar, Joaquín Gómez y Cruz Salgado en El Espinal. Eran decenas de empleados que desde primeras horas de la mañana llegaban hasta su sitio de trabajo para comenzar la faena diaria. La actividad en los hogares comenzaba desde muy temprano, en horas de la madrugada. A esa hora ya estaba levantada el ama de casa y de inmediato preparaba el café o el guarapo, luego hombres y niños marchaban rumbo a la alpargatería.

Los hombres se dedicaban al trabajo fuerte, desde sacar las tiras de caucho hasta la pegada, los adolescentes, antes de ir a la escuela también "pegaban" taloneras y capelladas, mientras que el trabajo de las mujeres consistía en "echar" y pegar los cortes. El trabajo estaba especificado para hombres, mujeres y niños; unos confeccionaban parte del trabajo en el rancho y otros en su casa. Debido a la escasa producción y porque nadie quiere ponerse alpargatas, solamente son usados por muy pocos campesinos y pescadores neoespartanos.

La alpargatería está en decadencia y vive apenas con el esfuerzo de tres o cuatro hombres que se resisten a que muera, que casi pasan desapercibidos, y podemos asegurar que con la implementación de la Zona Franca (1971) y el Puerto Libre (1975) prácticamente se extingue, por cuanto al empezar la venta de zapatos, sandalias, entre otros tipos de calzado, el nuestro se convirtió en un artículo folclórico decorativo. Quién quita que partiendo de este modelo puedan reinventar esta industria, precisamente por prevalecer los procedimientos manuales en su elaboración.

La alpargata suela de caucho es Identidad. ¡Yo soy Identidad…!




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